CAJAMARCA-PERÚ
COMO UNA NOVIA
ATAVIADA PARA SU AMADO
Por Luis Albitres
Mendo
Como una novia que
apresurada va
y que a su amado ansía
encontrar pronto
partiste indagando por
tu Roshy adorado
buscándolo doquiera
esté en los ámbitos eternos
.
.
Temprano decidiste
emprender viaje,
acaso la vida sin él
para ti ya no tenía sentido.
El dolor y la angustia
tornáronse agobiantes,
imposibles de
entender. Más pudo el acuciante deseo
de volver a tocarlo,
el seductor retorno a los primigenios
enamoramientos, a los
escarceos amorosos de
adolescentes
correrías.
Vertiginosa escuchaste
la voz de tu ensoñado
y febrilmente has ido
a su encuentro ufana y hermosa,
cual una novia que
acelera el paso,
como un ave cuando
emprende el vuelo
las ganas de ver a tu
amado forzaron tu arrebato.
Como una novia
ataviada para su amado,
flor de estos parajes,
rauda y presurosa, acudiste,
con todos los atuendos
que adornaron tu estampa,
acicalada de fulgores
gozosos, como quien
atisba rutilante el
tálamo nupcial.
Tierna y apacible, con
estoicismo sufriste
los empellones crueles
de la enfermedad
para cruzar alada y
transparente la línea de la vida
vislumbrando jubilosa
las luces y los fuegos, un esplendor.
Inútiles nuestros
esfuerzos fueron para hacerte
desistir, para detener
tu redoblado intento.
La súplica y nuestra
turbación, ociosas permanecieron,
inertes ante tu aciaga
determinación.
La feroz centella de
un invierno crudo asomaba insistente
sin primaveras
exultantes ni extenuantes otoños,
más bien gualdas
estancias del verano hacían su aparición.
Atravesaste etérea y
decidida el vórtice infinito con acaudalada luz.
Largos te parecieron
los días, estériles las horas,
deseabas volver a
contemplar el rostro predilecto.
¡Tanto amaste a tu
idolatrado, se habían amado tanto!
Todo apuntó hacia el
reencuentro.
Añorabas demasiado la
voz y las caricias de tu esposo.
La muerte impertinente
no pudo controlar tus ansias,
el deseo íntimo de
correr a los brazos anhelados.
Volar al infinito y
descubrir maravillada la misma
sonrisa cotidiana que
iluminó tus noches y mañanas,
el sol que irradiaba
asombrado, con tersura y calor,
la entrañable
presencia.
Profética
reverberación del verbo
cuando las palabras
solo se referían a él,
ensimismada y en plena
efervescencia,
revoloteando ya
tornasolados efluvios.
Bastaba esa melodía
amorosa que rodeaba
tu ambiente, para
sentirte protegida y libre,
segura y amparada.
Por eso cuando tu
Rosel Amílcar se marchó
ya nada colmaba las
dimensiones claras,
las cristalinas
apetencias de tu alma sosegada.
Discurre feliz por los
arcanos celestes
de la mano de tu Rosel
indispensable.
Sé fuerte junto a él y
encamina tus pasos,
bajo la mirada amorosa
del Padre,
hacia horizontes
dorados donde felices viven
los que en vida amaron
y afortunados
disfrutaron un romance
de amor.
Porque ya ingresaste a
la felicidad anhelada,
Rosa Melchora evocada,
velarás por los tuyos
desde el más allá.
De tres jóvenes, amorosa madre,
que seguirán amándote
en esta tierra;
abuelita cariñosa y
resuelta, tus nietos
no podrán olvidarte.
Hermoso homenaje.
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