lunes, 19 de febrero de 2018

CARAZ-ANCASH-PERÚ: ROBERTO ROSARIO EN SHICA SHICA DE LIMÓN


CARAZ-ANCASH-PERÚ: ROBERTO ROSARIO EN SHICA SHICA DE LIMÓN


El narrador Roberto Rosario y el dramaturgo Áureo Sotelo

ASOMBRO Y PLACER EN EL ANDE


Por LUIS ALBITRES MENDO


“SHICA SHICA DE LIMÓN, de Roberto Rosario, es un libro de antología para lectores de cualquier edad.

Los puntos fuertes de este texto son sus agudas observaciones de la naturaleza y la humanización de la fauna regional, todo ello aunado a una prosa de gran calidad y belleza. Las vivencias de Roberto Rosario están impregnadas de sierra, de Ande; se originan particularmente en su niñez, la cual transcurrió en la bella, cálida y dulce ciudad de Caraz.

El autor ha filtrado en este libro todas sus emociones y sentimientos, disponiéndolos a manera de estampas, concatenadas con relatos breves de gran factura. El conjunto resulta así unitario, con las características de una nouvelle.

Cabe mencionar que el lenguaje de esta obra es altamente poético. Hay frescura y candor en sus símiles y metáforas, que brillan como destellantes perlas.

Leer este libro ha sido muy placentero para mí, y sé que lo será para ti también, querido lector. Cuando ingreses a este maravilloso mundo, descubrirás que en él celebra su magia la palabra”

OSCAR COLCHADO LUCIO
( escritor peruano de renombre, ha señalado en la Contracarátula)



CONTEMPORÁNEA, ANDINA Y PERUANÍSIMA



Efectivamente, SHICA SHICA DE LIMÓN, congrega relatos que nos conducen a desbordar nuestra información acerca de la vida cotidiana de un niño en una ciudad andina.

Lo sorprendente de su actitud, que en realidad es algo natural en todo niño, su constante asombro frente a todo lo que le acontece. Ello permite adentrarnos en una serie de rituales, costumbres y tradiciones que, innegablemente, pertenecen a pueblos del Ande.

Aparentemente autobiográfica, la cotidianidad de la vida de un niño, vista y transcrita a la escritura, explorando un lenguaje adecuado a cualesquier lector: niños de 5 a 100 años.

Por contemporánea, andina y peruanísima, una prosa, una vida infantil que despierta el interés de plurales lectores.

DETALLES INESPERADOS, SORPRENDENTES Y DELICIOSOS


Con un estilo llano pero repleto de detalles inesperados, sorprendentes y deliciosos para la mente, la memoria y la fantasía. Roberto Rosario, famoso por su conocimiento del universo infantil, 
corroborado en estas narraciones cortas que juntas, conforman una novela breve.

El estilo pintoresco y colorista, contagiado de la naturaleza, descrita con ojos de asombro y curiosidad. Relatos que poseen un vínculo transparente con el espíritu niño que late en el corazón del poeta Roberto Rosario.

Sus recursos literarios, su experiencia cultural y el bagaje de sus lecturas, son aplicadas en esta producción, entregándonos un libro de cuentos cortos que evocan la vida de un niño en familia, signo de unión, concordancia y cercanía; de amigos y compañeritos, compartiendo alegrías, travesuras y esperanzas. Sencillamente hermoso.

INICIALES GOCES DEL CAMPO: MARAVILLAS EN LA MEMORIA DE UN NIÑO


Libro dedicado “A Caraz Dulzura, maravilloso escenario de mi infancia”.

LA CARTA DE PAPÁ, nos pone al tanto de las albricias de un niño cuya felicidad estribaba en conocer a su padre a quien aún no había visto nunca. También es el inicio de una mudanza. Lima con sus tímidas garúas quedando atrás, para arribar a una sierra verde donde sí llueve de verdad.

EL VIAJE, crónica breve pero detallada de su travesía hacia Caraz, donde es recibido por su padre con mucho cariño. La ansiedad por llegar a Caraz emerge en este relato. Antes ha descrito en forma sucinta: Conococha, Cruz Jirca, Huaraz, el Huascarán, Yungay y la hacienda San miguel.

LA VILLA CARMELA: Un conciso recuento de lo que ve en la casa que había rentado su padre para la familia. Los asombros no se hacen esperar y el chiquillo recién llegado repite para sí: “No sabría decir qué es lo que me causaba más placer en las mañanas: el trino juguetón de las aves, el aroma de jazmines en la huerta o el olor a leche fresca de la cocina de mamá”.

AMIGOS NOCTURNOS, un concierto muy simpático, propio de una ronda infantil pero con instrumentos y conductas de adultos. Ranas, grillos y luciérnagas concuerdan en los cantos y hasta el adusto búho se une junto a su vástago pequeño. Los peces en el agua curiosean. La luna y las estrellas son las agasajadas.

EL NÍSPERO cuenta la tierna historia del autor-protagonista, quien por alcanzar sus frutos tuvo su primera caída,  tuvo que acudir al hospital por comer nísperos verdes y sin lavar. Su venganza y perdón sobrevienen como en un juego de niños.

REVELADORAS ESTANCIAS DE UNA NIÑEZ FELIZ


En El VIOLINISTA leemos con fruición respecto al violín: “El instrumento trina como picaflor herido, maúlla como gato hambriento, pía como polluelo abandonado; pero también sabe imitar el sonido del viento, del agua, de la lluvia, el aletear de las mariposas, livianas y casi imperceptibles como el vuelo de los ángeles”.

Como leemos, Roberto dispone de una narrativa que atrapa al lector, por fluída y bella.

Ishico, el joven campa que a su vez es un eximio violinista se explaya en “Cuenta el violinista”, narrando la rara y apasionante historia del eucalipto que no quiere morir. Este robusto árbol que se divisa desde lejos, era el orgullo de la Plaza de Caraz:

“Esa noche ocurrió algo muy extraño. Los perros aullaron lastimeramente sin cesar. Los gatos, los búhos, los grillos y los sapos, venidos de sabe Dios dónde, protestaron con furia. Nadie pudo dormir con tan inexplicable bullicio”.

Roberto Rosario continúa contando la historia de su niñez, los estudios iniciales de su infancia (El JARDÍN), la turbulenta historia del arco iris (EL TURMANYUY), la desaparición de “LA GALLINA CHACHANA”, que le proporcionaba un huevo cada día, en “EL IDIOMA DE LOS ANIMALES” se nota claramente sus creaciones en la onomatopeya. 

Cuento de ánimas ( LA CASA DEL CURA AGUILAR ), en LAS CALABAZAS la narración asume una amenaza terrorífica casi cinematográfica:

Ya no eran solo las hojas verdes, sino también las flores amarillas las que habían comenzado a brotar, enormes, melosas. Lo que en un principio fue aceptado con resignación, se fue convirtiendo en motivo de preocupación.

El lenguaje es sencillo, pero la riqueza lingüística cubre la narrativa, convirtiendo el relato en un precioso hilvanar de una novela corta donde el tierno narrador se despacha con espontaneidad, candor y cierta experiencia, que le concede el provenir de la Capital.

El encanto de esta obra radica en la mirada infantil a todo lo que le rodea, pero con un toque poético que atrae y atrapa por su aparente simplicidad.

Hay un constante esfuerzo por imitar los diversos sonidos, otros tantos lenguajes, de insectos, instrumentos, y en general todo elemento natural o artificial que produce sonidos, estruendos o ruidos.

La onomatopeya, imitación de los ruidos singulares o guturales, es la delicia de los niños en la escuela de cualquier lugar del mundo. Lo repiten e imitan hasta el cansancio, con placer, pues luego sobreviene la risa interminable.

ENCANDILADO CON DETALLES QUE SOLO UN NIÑO


Encandilado con detalles que solo un niño curioso y juguetón descubre, el autor describe las casas donde residió en su niñez, informándonos al mínimo de sus diferentes y ricas experiencias, de tal modo que nos enteramos de las vicisitudes que vivió en su infancia, que en su caso, fue feliz, a juzgar por los magníficos resultados de sus remembranzas, que asombran por ser sumamente creativas y deslumbrantes.

LAS CALABAZAS, cuento que tiene visos de surrealismo y que me hace recordar las hipérboles del famoso libro LOS CUENTOS DEL TÍO LINO, abordado por dos grandes escritores cajamarquinos, nacidos en la bella provincia de CONTUMAZÁ. Me estoy refiriendo a MARIO FLORIÁN y ANDRÉS ZEVALLOS.

Continúa el sentido aterrador y apabullante de LAS CALABAZAS: Cientos de guías emergían haciéndose más y más densa la masa verde. Crecían tan rápido que casi había que correr para no quedar atrapados entre sus hojas rugosas. (…)
Tanto verde, tanto amarillo, tanta luz, hacía doler los ojos. Parecía un alud vegetal inundando la huerta. (…)
El primero de noviembre, cuando el Padre Cornejo levantaba el cáliz en la misa, divisó desde el altar mayor los zarcillos de calabazas; parecían serpientes inquietas pugnando por ingresar a través de las ventanas del templo. (…)
La gente cosechaba calabazas como si fueran uvas de un parral. Los camiones se estacionaban en las calles y los choferes arrancaban las calabazas que colgaban como gigantescos focos de navidad. (…)
El sorprendente final, la solución que acabó con esta plaga, después de muchas oraciones de los pobladores de esas tierras, una alucinante tempestad:

El granizo caía sobre los techos produciendo un ruido aterrador. Como si fueran rocas, trozos de hielo del tamaño de limones rompían las tejas y abollaban las calaminas. (…)
El sol refulgía sobre los cerros, el techo de las casas, las calles, los patios y los jardines, completamente blancos. Un metro de nieve sepultaba el valle, donde jamás había nevado. 

EL CIRCO, LA TRILLA y SAN LORENZO, PATRÓN DE LOS VIENTOS, consignan el paso de los artistas en el pueblo y el trajinar de los caballos sobre haces de espigas para separar la paja del trigo.

Un ritual campesino en el Ande, narrado con suma naturalidad.

SER ANDINO EN EL PERÚ: LA FUERZA DE NUESTRA IDENTIDAD


En INDIO DE PARÓN leemos los iniciales aprestos de un niño para identificarse como auténtico andino.

Algo del acoso violento, el infaltable y nefasto bulling desafortunadamente presente en escuelas y colegios y  y otras travesuras, sirven de tema en LAS ABEJAS. Con la aparición del compañero abusivo que recibió un castigo que pudo ser fatal para castigado y castigador.

En PASTO PARA LOS CUYES, nuevamente el abultamiento de los detalles, la exageración ( una mariposa enorme, tan grande que parecía una paloma), (Era un sapo enorme, tan grande que parecía un perro. Croaba fuerte, como si estuviera ladrando.), (“Cómo se te ocurre amarrar el pasto dede que la pita verde era una culebra.)

Narraciones de terror como GUEGUE, el famoso cuento que, con algunas pequeñas variantes, pero con muchas similitudes, esencia similar, se ha propagado por todo el ANDE PERUANO: la cabeza rodante que se pega al cuello de alguien que se acuesta con sed.

En CLASE DE HISTORIA rescata el derecho del niño a disfrutar de su fantasía e imaginación. En LOS PRACTICANTES se confirma cuán importantes son los detalles en la memoria de los niños y su inflamable observación.

Y recalcando lo que significa la Navidad para los niños, REGALO DE NAVIDAD, es la crónica no solo de las ansias y deseos de un niño, sino de las expectativas de los menores frente a una fiesta ya clásica en la memoria colectiva: “¿qué le has pedido al Niño Dios?”

Nuevamente la fantasía del niño-narrador ha surgido en SOY CONSTRUCTOR, informándonos de la idiosincrasia de sus desvelos y esperanzas.

Pormenorizada narración en primera persona de la enfermedad que sufrió un niño y cómo tomó consciencia de la causa de ello para que no vuelva a suceder.

MI BARRIO: detallada descripción de Sacramento, barrio del narrador, frente a la plazuela de Chiquinquirá en Caraz. Crónica de amigos, vecinos importantes, sueños agoreros estando enfermo, enumeración y casi casi una mini monografía, pues Flashito ( por Foto FLASH del padre) nos confiesa que era la tarea que había recomendado el profesor. Magnífica técnica para que los niños aprendan a expresar sus propias circunstancias y vivencias.

En EL ICHIC OLLJO se ocupa del “extraño personaje, el tan mentado diablillo del que me han hablado” y que se aparece sobre la piedra del molino, realizando actos portentosos y todo ello sucede durante un sueño.

Como colofón de la fiesta de PRIMERA COMUNIÓN, cuenta el recojo de avellanas que no reventaron durante la misa, y fragorosa cabalgata a campo abierto, haciendo del terno nuevo un estropajo que irá a parar al guardarropa para que mamá no se entere…

En PACAYADA, la cosecha de pacaes, deliciosos frutos, como obsequio de todo un árbol, es el pretexto, para narrarnos cómo se celebra una pachamanca con piedras calientes. Salen a relucir ingredientes de lo que constituye un banquete andino: carne, papas, choclos, humitas, habas y ocas. No falta la canchita de maíz, trocitos de queso y el brindis con la clásica chicha de jora.

Y la música no podía estar ausente. En el repertorio del guitarrista invitado surgen canciones de la Pastorita Huaracina y del Jilguero del Huascarán.

(El delicioso postre de pacaes, dulce terciopelo rosado, es la cereza sobre el banquete de la pacayada en LLullán. Callejón de Haylas, tierra prodigiosa…)

REPARTIENDO TROZOS DE CORDILLERA, DURÍSIMO TRAJINAR

 

El autor ha hecho de este cuento SHICA SHICA DE LIMÓN, el emblema de su libro, el escaparate y el título. Y en realidad posee ese encanto infantil que proviene de la orientación onomatopéyica, la ilusión dominguera de los niños, quienes desde la misa ya no piensan sino en el placer que les espera en la puerta de la catedral: la raspadilla.

Ya sea con jarabe verde de menta, rojo de fresa, amarillo de tuna. Las raspadillas más solicitadas: de leche, naranja o limón. (El Huandoy refulge con el sol, empinado sobre la manta verde de los cerros, que riega con sus deshielos cristalinos.)

Los niños no se imaginaban que tras del dulzor de esas suaves golosinas estaba el durísimo trajinar de un campesino que traía el hielo desde el nevado: ¿Protegería eficazmente su espalda el simple pellejo que interponía?

COMO UN LLANO ENCENDIDO EN EL CREPÚSCULO


RECUERDOS DEL ABUELO refulge con remembranzas felices del abuelo sabio (Sabía tanto de cosas sencillas como nadie puede imaginar. ¿Sabes por qué canta el gallo?  ¿Por qué algunas flores duermen de noche? ¿Por qué las ranas viven en el agua? ¿Cómo se forman los lagos? ¿Cómo nace una mariposa?

(…) El abuelo Abel jamás llegó a la costa; en cambio, conocía cada rincón de la provincia como la palma de su mano.)

Un rápido recuento, en pocas líneas, del abuelo Abel y del padre, quien contó brevemente su prematura partida (Todavía no llegaba la carretera al pueblo. Se viajaba a pie o en lomo de bestia. Una semana de viaje tomaba llegar a la cumbre de Pumacallán, que era la mitad del camino. Desde allí se percibía la costa distante (donde se perdía la vista), como un llano encendido en el crepúsculo. Desde la punta de Pumacallán comenzaba el descenso lento y tedioso.)

Aquí empieza la fantasía del niño: (“Lo imaginaba peleando con pumas, arrojando rocas a los bandoleros, jugando con osos tiernos. A veces lo ayudaba proporcionándole piedras para luchar con sus atacantes. De pronto, el niño aventurero era yo, que, montado sobre potros veloces como el relámpago, aparecía en los montes y en los llanos, disparando balas de plata como Roy Rogers en las películas que pasaban en el cine Véliz los domingos.”)


LA VOZ DEL ABRUPTO DESARRAIGO


La voz del abrupto desarraigo y reflexión. Los encontrados sentimientos que emergen por los contrastes y desencuentros tanto físicos, geográficos, como emocionales, afectivos y espirituales.

(“Lo mejor para mi era estar con mis padres. Qué emociones tan contradictorias sentía ahora que volvía al lugar donde había nacido. Mi tierra no era Lima, sino ésta que había aprendido a querer; donde había abierto los ojos a la vida, a la naturaleza, a papá (que había dejado de ser un extraño). Para el común de la gente, ir a Lima significaba un avance, un salto significativo; para mí era un retroceso.”)

La versión del viaje: cinematográfico, sintético, asequible: (“El carro avanzaba entre roquedales, bordeando el río cristalino que bajaba de la cordillera. Ronroneando remolón como gato engreído, rugía su motor. Trepaba cerros escarpados cubiertos por escasa vegetación. Era la puna solitaria. La paja jugando con el viento, los patos silvestres flotando en los espejos de agua congelada.”)

El colofón, un sueño paradigmático que refleja de un modo rasante, la frágil y fugaz estadía en un mundo donde indefectiblemente llegamos y partimos solos.

(“Un niño descalzo miraba la arena blanca, interminable, desierta. Arena, mar y cielo se unían a lo lejos y, como si fueran una cortina de tul, levantaban vuelo. El niño descalzo se quedaba solo, flotando en la inmensidad del universo.”)










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