viernes, 16 de febrero de 2024

CARNAVAL DE CAJAMARCA-PERÚ: MI HOMENAJE

CARNAVAL DE CAJAMARCA-PERÚ

 
"Comparsa de Carnaval", Óleo sobre lienzo de Luis Albitres Mendo

SONES DE ESPERANZA Y ALEGRÍA


Por LUIS ALBITRES MENDO


Sí, porque en estos caóticos y terribles tiempos, de carnavales políticos y farsas permanentes, que no terminan, que se prolongan indefinidamente, solo nos queda apelar a la fantástica y empecinada vocación de esperanza e ilusión del pueblo peruano.

¡Ah!, pueblo peruano, éste, el de memoria frágil, ojalá hayas tomado lecciones del sufrimiento y de la miseria que nos trajeron determinados regímenes!


En Cajamarca se vivió el carnaval a quemarropa, a lo fin del mundo, como queriendo vengarse de la mala racha de los últimos tiemps, deseando con vehemencia y aprehensión absorber vida, alegría y felicidad.
Los rituales que cada año, jubilosa, puntual y celosamente celebramos, cumpliendo una liturgia largamente esperada nos impulsa a volver a la tierra, pues los carnavales son festejados en todo el mundo y el Perú no es una excepción. Incluso cada pueblo y cada región le confieren un rostro típico con festejos y celebraciones originarias del lugar.

UN BRINDIS ALREDEDOR DE LA DICHA 

UN RITUAL PARA ATRAER LA PROSPERIDAD


Pancho Deza nos contaba el otro día que hay pueblos en el Perú que cuando sienten los apremios de la alegría y desean expresarla acuden a plantar un tumbamonte en cualquier época del año.

Lo cual afianza nuestra idea, el baile alrededor de la unsha implica un acto de convocatoria, un brindis alrededor de la dicha, un ritual para atraer la prosperidad.
                          
Bailamos, cantamos y brindamos para que nos vaya bien, para atraer todos los bienes de la tierra. Jolgorio y admonición, placer e invocación, goces y esperanza.

El desfile de las comparsas y patrullas, el domingo 1° de marzo, fue un espectáculo de gran colorido, creatividad e ingenio. Nuevamente triunfó el Barrio San Sebastián. Enorme despliegue de fastuosas representaciones, disfraces y vestuario.

Las actividades previas fueron exitosas, por lo visto, pues otros barrios, San Pedro, San José, La Merced y otros, mostraron menos fastuosidad y menos lujo en vestimentas y atavíos.

Las comunidades circundantes, pallas y chunchos, fisonomía vernacular de la región, en su máximo esplendor, colorido y autenticidad, combinaron su alegría con el derroche de creatividad, color y talento de los barrios más populosos.

SE DILUYEN LAS BARRAS SOCIALES


Lo típico de este carnaval, aquí en Cajamarca, al menos en estas fiestas, la total integración de los barrios y de las clases sociales. Tan igual desfilan las campesinas de las comunidades periféricas como las diversas academias de folclor.

Igual se lucen las cholitas del campo y las señoritas de la ciudad. Belleza de la mujer cajamarquina. Todas acaparan los aplausos. Las reinas de los diversos barrios compiten en simpatía y garbo.

Espectáculo aparte constituye la espera de la aparición del corso. Lluvia de globos multicolores, intercambio de risas, picardías y humoradas. Propicio el ambiente para el goce y la sonrisa, cualquier movimiento en la pista de las avenidas o calles a lo largo del itinerario del corso, causa hilaridad y carcajadas en la numerosa concurrencia apostada en las veredas o en la Plaza de Armas.

PLENOS DE ALGARABÍA Y JOCUNDIA


El entusiasmo este año no ha disminuido, oyéndose en las noches, pese a la crisis o quizás debido a ella, los clásicos sones carnavalescos, plenos de algarabía y jocundia.

Durante toda la noche pasaron alegres comparsas espontáneas y populares al típico ritmo de un pequeño bombo o tambor, pitos, panderetas y las infaltables guitarras, violines o acordeones.

En los textos de los versos, ahí reside la catarsis. Dicen lo que quieren, se expresan sin ningún prejuicio o censura. Hay que ver la chispa que se manejan. En sus cantos y burlas caen políticos connotados, autoridades vigentes, personajes no gratos, etc.

Al final, los clásicos contrapuntos de última hora, entre mujeres y hombres, punzantes, maliciosos, humorísticos.

EXORCISAR LOS TERRIBLES MALES QUE AZOTAN AL PERÚ DE HOY


Los cantos y el baile, aparte de la vistosidad y el arte de los carros alegóricos, son expresiones que apuntan por la vida.

De este modo los alegres pobladores de Cajamarca exorcizan los terribles males que azotan al Perú de hoy.

Cantando, bailando y bebiendo, llaman a todos los espíritus positivos y optimistas para contrarrestar la miseria y los problemas reinantes como la nefasta corrupción.

CAJAMARCA, MARAVILLOSO MESTIZAJE ANDINO


Carnaval cajamarquino, maravilloso mestizaje andino, auténtico encuentro de dos mundos, el carro alegórico de Colón y sus carabelas lo proclamó ante el pueblo, con un personaje archiconocido en la ciudad y que caracterizó excelentemente al descubridor de América.

Lo que faltó: Se hubiera complementado lo ibérico con lo nativo, interpretando alguna alegoría indígena. Podrían haber representado a Atahualpa, con su séquito, sus mujeres y sus guerreros. Con ellos la raza andina hubiese sido magníficamente encarnada.

Una vez más la paloma de la paz fue tela de fondo de un carro alegórico. Paz tan requerida en estos tiempos para nuestra patria, otras naciones de la Patria Grande (América Andina) y en otras regiones álgidas del globo teráqueo. .

DESEO INTENSO DE VENTURA Y DE PROLONGAR LA ALEGRÍA


Cajamarca, Perú, su vocación pacífica, su opción por la vida fue reafirmada en la riqueza de colores, en la belleza de sus mujeres, en las rítmicas y apasionantes danzas, en el jocundo canto, en los versos pícaros, plenos en última instancia, de amor a la vida y deseo intenso de ventura.

La simpatía e ingenuidad del público se manifiestan en cómo insisten los espectadores en tomarse fotos con los personajes disfrazados y cómo ponen a sus hijos menores, a veces aún bebés, en manos o brazos de reinas y protagonistas de alegorías.

Muestra del hambre de calor humano y afecto, que todo el mundo siente. El deseo de prolongar la alegría a través de las fotografías, el recuerdo impreso, el color grabado.

El placer de cantar, de seguir el ritmo, de hacer música. Con palitos, con pequeños tambores, el ingenio sale a relucir y la alegría se reparte a sorbos. A punta de amicales estímulos, vacilándose en la calle, en las plazas, en las casas, entre fraternos amigos, compadres, vecinos, familiares.

EL SIGNO VITAL DE ESTOS CARNAVALES : DULCE LICOR DE LOS  AFECTOS MÁS CÁLIDOS


El signo vital de estos carnavales cajamarquinos, la alegría de vivir y el ansia de perdurar, sorbiendo, escanciando hasta el final, hasta la última gota, los goces terrenales que la vida ofrece.

Ir a tomar, a la tierra natal, la chicha añeja, amada por lo que significa, en el marco de las fiestas, dulce licor del amor, de la amistad, los afectos más cálidos, los sentimientos humanos más gratificantes, el reencuentro ansiado con los seres más queridos.

Luego vendrán las fiestas de las unshas, así con ese sabor entre quechua y mestizo, con ese acento netamente cajacho se le llama aquí al palo cilulo o tumbamonte.

UNSHA: ÁRBOL MÁGICO Y DE BONANZA:  FELICIDAD PARA TODOS


Las unshas irán permitiendo a las gentes, solazarse y al mismo tiempo, juntando manos, anhelos y deseos intensos de cambiar, de mejorar, danzando siempre alrededor de este mágico palo cilulo, invocando a la buena suerte, a la esquiva fortuna que escamotea nuestros mejores augurios y que pasa de largo.

Pero nosotros, árbol mágico y de bonanza, perseverantes, tensos y persistentes, seguimos bailando, machos y hembras, encandilados, enamorados de nuestro común derrotero, la paz, la vida y la felicidad para todos.

(Artículo publicado en el Diario La Industria de Trujillo-PERÚ, antes del Año 2,000)

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