OLGA FONTANA TORO MUÑOZ (CHILE)
CON EL ESPLENDOR DE UNA GESTA MÍTICA
Por LUIS ALBITRES MENDO
Thelma Muñoz Sotomayor, expresa entusiasmada, en magistral
comentario:
“Olga vierte su canto, poseedora de todo el esplendor de una gesta
mítica y de misterios líricos.
Olga Toro, con voz potente –tomando como suya la voz de la raza
sojuzgada- deja oir la urgencia de su canto, la solemnidad de sus vertientes,
paridos en las entrañas de la Araucanía. Olga es hija de la lluvia, hija de la
selva húmeda, hija del silencio de la historia, mecida en los colgantes
copihues.
Hay un rumor de hojarascas, hay un secreto ritual de las aguas que se
precipitan sobre la tierra virgen como demonios desorbitados. Hay una extraña
comunión con el mundo alucinante y verde, perpetuamente verde, inmortalmente
verde.
La vida estalla alucinada en la maraña de la selva, mientras,
pausadamente, sin prisa, se va extinguiendo. Es la eterna verdad, la muerte es
solo el comienzo de la vida.
Cierro el libro, pero aún queda en mi la entrañable e inquietante
permanencia en ese otro mundo, tan húmedo y vegetal. Entre las oscuras montañas
es posible escuchar los cantos de la tierra, las voces del linaje de la lluvia”
Poemario breve pero intenso como
son las pletóricas lluvias torrenciales de su entrañable Pucón, en el sur de
Chile, región de los lagos.
Por eso el renombrado poeta
chileno Gonzalo Rojas afirmó que “…la poesía de Olga Toro es de primer nivel,
de gran jerarquía”.
Profesora, investigadora del
folklore y escritora. Olga Fontana Toro
Muñoz, nació en Matte y Sánchez, comuna de Carahue. En 1992 funda y
promueve la agrupación “Poetas de la
Lluvia” junto a Andrea Irribarra Parés y Gloria Dünkler en la comuna de
Pucón e impulsa el proyecto “Familia de
los Poetas de la Lluvia”, el que se desarrolló entre los años 1993-99,
destinado a recoger la sabiduría del pueblo a través de la poesía.
Ha sido incluída en varias
antologías internacionales, ha participado en Encuentros y Congresos internacionales
en Chile, Junín de los Andes (Argentina), Bambamarca, Chota, Santiago de Chuco
y Tarma (Perú), Manta (Ecuador) y La Habana (Cuba).
Tiene reconocimientos,
distinciones y galardones varios, recibidos en Chile, Argentina, Perú y Brasil.
VIENTOS LIBERTARIOS DEL PODEROSO MOVIMIENTO
INDÍGENA
Olga Toro y Wilma Borchers
escriben sobre una temática similar. Emparentadas en el objetivo primordial de
su poética: afianzar vigorosamente los cimientos de su identidad, como país y
sociedad civil, en el contexto de la América Andina.
Que de algún modo se enlaza con
los vientos libertarios que corren en todo el espacio americano, incluyendo a
Norte América, Centro América y América del Sur.
Inkas (quechuas y aimaras),
Mayas, Aztecas, Pieles Rojas, Araucanos, Yaganes y todas las demás etnias,
incluyendo a las que viven actualmente en las selvas de Perú y Brasil, que
poblaron primigeniamente territorios de América toda.
Y que se entroncan, afianzan y
entronizan en el poderoso movimiento indígena, que ha resurgido en los ámbitos
americanos, y que acude a los ancestros para diseñar y construir un mundo más
humano y justo, en el marco y bajo el régimen de los principios básicos de vida
de la cosmovisión andina.
Asombra la asimilación de todos
los contubernios, encuentros y desencuentros que trae la muerte. Habiendo
tenido experiencias de primera mano, por los que partieron siglos atrás a manos
de una atroz invasión, en el pasado, asocia a todas las desventuras familiares,
amicales o simplemente locales.
VÉRTIGO REDENTOR
DE LA ARAUCARIA
Olga Toro, hija del vértigo,
envuelta en la borrasca de su historia, en los confines atribulados de
tormentas en su tierra.
“Linaje de la Lluvia” ( Imprenta San
José Villarrica, Chile): Copiosa inspiración enfrascada en los
fenómenos naturales que abundan en su suelo, los cuales fueron connaturales y
referenciales a las tradiciones y a la cosmogonía de nuestros ancestros
americanos, los cuales supieron convivir armoniosamente con ellos. Un ejemplo
que hoy en día, definitiva e infortunadamente, el mundo ha olvidado.
Nutriéndose de la poética de
César Vallejo, transpira versos encabritados de enjundia en su poema TELÚRICA,
con el cual, en pocos versos, rinde homenaje a su tierra y al poeta
peruano.
Hija del vértigo relampagueante
de poderosas tormentas avizora vigilante desde la gigantesca montaña los
vaivenes de vientos y borrascas de toda índole, en la naturaleza y en los
hombres.
CLAREAR
EL HORIZONTE DE NUESTRAS CONCIENCIAS
Para internarse en una conciencia
preclara (“Es urgente afilar las
pupilas/…/ clarear el horizonte de mi plasma/ que se asoma y se levanta/ en el
andamio de mis pómulos altos/ en la irreverencia de mi palabra”).
Para llegar al signo primigenio
de una existencia plena, exorcisa sentimientos negativos y no tiene ningún
complejo en confirmar desarraigos mentales en Catarsis (“En estos signos preñados de dioses/
quiero/ corregir: mis contradicciones/ mis omisiones/…/ No quiero blancos
persiguiendo/ a los que tienen ojos negros/…/ gira en ronda salvaje mi
optimismo/ en enroque magistral”).
Pugna por prolongar la
resistencia de la raza y esto emerge en versos que pertenecen a Comunión
(“Comulgo en la doctrina del
fogón/ la indiferencia a la gesta/ de mis ancestros./…/ Enyugado a la tiranía
del abecedario/ el mestizaje de los latidos/ sangra gotas en la frontera”).
LA LLAMARADA DE SU RESISTENCIA PERSISTE
Saga valiosa de la prolongación
de la vida, proclamando orgullosa un mestizaje cifrado en invasión, a sangre y
fuego, aunque, como señala la autora, también sirvió de inclusión en la cultura
de Occidente.
Carahue (“Estuve allí/ donde
nace el mestizaje/ nací./ Carahue ciudad que fue/ me abrió ojos/ de selva
indómita./…/España gélida, materia aventurera/ rasgó las plantas fértiles de
hembra./ El imperial mezcló su sangre/ ardió en la ruca/ la lujuria de la estirpe”).
Entuerto Insoluble (“forjó el
ceremonial del agua/ mi temple de carne oscura/ aleccionó mi palabra/ la
antigua voz de la araucaria”).
Soy nexo vivo (“corcovea en
yunta/ la rivalidad centenaria/ en mis venas”).
Ritual del Ñachi (“Manso mana
el vapor rojo/ de la vida recién ida./ Depredador felino de la urbe”).
Redención (“huérfana de
costumbres/ me arrinconó la discrepancia de los signos/ la inquisición del
racismo/ y su espada./ Silabeé hasta curvar mi boca/ el pentagrama del
viento”).
Reiterada protesta inventariando
los rescoldos celosamente guardados en el imaginario colectivo de la raza
sometida “a sangre y fuego”, pero no vencida.
Exactamente, sucede en todos los
pueblos del Ande: La llamarada de su resistencia persiste, holgadamente
instalada en las venas de sus poetas, cantantes, músicos, labriegos y
pobladores en general, quienes resguardan desde su “sangre primigenia/ en los dominios del Arco Iris”, la sagrada
heredad de sus ancestros.
En Fresia del Bío Bío, no solo exalta la idiosincrasia de este
personaje femenino (“Palpita el misterio
de Fresia/ en una estrella de sur profundo./ Vuelve de su azul
infancia/…/altiva , a recrear su historia”), la coloca también como ejemplo
de férrea voluntad e indoblegable personalidad.
En Los Monumentos, arremete con furia e ironía, contra tanto monumento
en las plazas “al invasor y su bota”.
(“Se agarró el nativo/ como la hiedra a la fuerza de la tierra/ no obstante/ en
la arcilla colectiva/ la dignidad ancestral/ por las manos de la memoria/ no
fue moldeada./ Con el hacha en la raíz/ con el codo implacable/ borraron la
huella invencible/ de los héroes verdaderos./ Rebelde la digestión de las
palomas/ ha salpicado de justicia el bronce”).
Tanto en Soy militante de la lluvia, como en Volveré insurgen atrincherados versos insurrectos (“Me rebelo a causas arrinconadas/ mi puma
sometido aúlla/ la infancia de su tierra violada”); (“Volveré/ desde mi latitud
vegetal/ volveré/ desde mis huesos putrefactos/ absueltos de la arrogancia/
enquistada en la raíz de la razón”).
La contienda ideológica, social y
cultural, a dos siglos de distancia, continúa incandescente e incólume.
LA HISTORIA CON VERDAD JAMÁS CONTADA
Capítulo Aprendiz de Muerto: Manojo
de poemas en torno a la muerte y todas sus connotaciones.
Van Callando los vientos (“Sombra
temblorosa/ de hueco oculto/ me miras con ojo seco/ Me subes a nube lejana”).
Matadero (“y un bramido
sordo/ me arañó las venas.// El misterio es infinito/ en el paraíso de los
esqueletos”).
Casa de silencio. Es asombrosa la descripción críptica de lo que
podría no ser paz en la tumba y más bien:
“cárcel de lo cotidiano/…// Las paredes mudas/ en pesado silencio gritarán/…/…Ya
puesta la mano sobre el arado/ en el surco de los días/ sembrará letras de
vida, la historia/ jamás con verdad contada”.
En Música celeste inventa una composición estelar con tantas venas
dispersas de tantos cadáveres NN (“Tañe
en azul/ música de las estrellas/…/ y en plata caen/ las notas despeinadas.//
Rasguea la inmensa mano/ las cuerdas del universo/ para que continúe/
chorreando exacto/ el prodigioso círculo orquestado”).
DESVARÍOS
DEL PODER. CONFINES DE LA TRISTEZA.
VENDAVAL DE SUEÑOS
En La hora se detiene condensa magistralmente la malhadada atmósfera
de los años vividos en Chile durante la dictadura: pánico, sobresalto, horror,
a causa de la atrocidad de aquellos días y noches.
A Julio: Relumbra aquí una poética de notable jerarquía,
aquilatando de un modo especialmente
inspirado, los contrastes, la transmutación y el valor supremo de la vida, la
esperanza y la fe:
“Caminaste con la
dicha desgranada/ por el vía crucis de los días./ Anoréxicos los espíritus/ de
tus afiebrados sueños no bebieron./ Olvidaste descifrar/ del poder sus
desvaríos/ olvidaste/ que el tiburón reacciona certero/ a los signos de la
sangre./ En los confines de la tristeza/ sigilosa sombra se clavó en sensibles
sienes/ estallando en cristales rojos/ silente vendaval de sueños./Se
detuvieron/ en los parches de tu investidura/ te llevaste a otro cielo/ los
ecos fracturados de la luna. No olvidaste/ que al otro lado de la muralla/
viven los que sueñan.”
Antinatura es el poema que traza, en unos cuantos versos, el
trascendental desequilibrio de una humanidad que se desangra inerme y por ende
compromete la existencia del planeta:
“De jirón y parche/ se construye
la historia. / El poder sembró la sangre/ destripando cuerpos y razones. / Los
desaparecidos/ en la conciencia colectiva/ perecieron. / Ensayos nucleares/
hacían temblar el ombligo del mundo/ en coma moral/ esperaban conquistar/ la
soberanía del espacio. / Tiranos de razón fría/ hijos de la ira/…”
A mi Padre: Desbordante de un cariño dicharachero y muy suelta, le
espeta casi reclamando por perderlo tan tierna: “Desertor de las costumbres/ a Tirúa amarraste/ tus pasos de pata e°perro el vicio de macho/perro/ el vicio de
macho/…/ Elegido en el casting de la vida/ fuiste el primero en partir/ de esta
casta de inmortales/ cuando la vida entera coqueteaba/ diecisiete años”
No solo es el amor filial
explícito y tajante. También el orgullo genético por su raza de cantor contumaz
y pasión por la vida: “…tu canto
bohemio/…/Me dejaste/ trazas de quijote en la piel/ tu herencia la cargo en mis
venas”
Fracaso: Se destila aquí,
por demás en forma subrepticia, la descripción sombría de la indigencia unida a
fandangos, cantinas, trifulcas y un dejarse llevar por la vida.
“La farra le salía por los poros/ con un ojo en tinta/…/ juntos habían
caminado/ la vida y las cantinas”.
Al filo de la escarcha: Amargo retrato del triste final de uno de
tantos seres humanos, abandonados por la sociedad, estragados por la desdicha y
el llanto.
“…amaneció tieso “El Yaca”/ lo acompañaba su saco de miseria/ sus
sueños no encanecidos/ y el palo para defenderse”.
TEJEDORES DE SUEÑOS
A Fuego Cruzado : De pronto, una iluminación. De repente, la visión
descarnada de la realidad, un anuncio de lo que de un momento a otro reventó,
está sucediendo ahora:
“…donde los Poetas de la Lluvia/ tejedores de sueños/ encendía en
versos las palabras./ En un amanecer drástico/ se me descompuso el verbo/
cuando a fuego cruzado/ me presentó la vida/ la anatomía del desastre/
¡Despojo, sangre, dolor, miedo!”.
Una vuelta al sol: Reseña de un mundo que se debate en la
autodestrucción y la muerte. La humanidad ansiosa de otros amaneceres más
faustos. El sol y el agua, elementos vitales, el hombre los despilfarra y daña
sin ningún miramiento ni idea de futuro.
“Frente a la fogata enrojecida/ en éxtasis las olas arrastran/ el agua
hacia lo eterno/ así, en la oralidad del mate/ arrastramos a los que partieron.
Aprendiz de muertos somos,/ en la circularidad del horizonte.”
EL ANUNCIO APOCALÍPTICO TOCA NERVIO
La hecatombe que le espera al
planeta, por culpa de la avaricia de algunos hombres, a raíz de sus desvaríos,
pues no respetan las leyes naturales.
Sobrevivientes, en un mundo
herido de muerte, las cábalas y temores van arrastrando a los hombres hacia
tragedias previstas, cuyas advertencias desecharon. Necios pagarán su terrible
indiferencia.
Despedida : Es quizás un poema emblemático de este poemario de Olga
Toro:
“Navego en la marejada circular/ en el tatuaje de la lápida/ al vaivén
de mis naves rotas./ El olor a noche me inunda,/ no me asusta el suspiro final/
solo la turbulencia/ con sus ruindades al desnudo./ Ya sin miedo abordo la
odisea/ de volver en la memoria,/ a mis fragmentos y totalidades./ Será verde
la sangre/ alumbrará el sol/ el gemido rojo de mis laberintos./ En el litoral
donde agoniza la existencia/ naufragarán mis paganos fundamentos.”
Muerte y Aún de Pie: Dos graves poemas de toma de conciencia, en la
cobertura de noticias broncas, inesperadamente replicando clarines de fin del
mundo frente a nuestras narices. Pesimismo de cara a un futuro incierto,
apocalíptico.
Dos poemas sencillos pero de un
surrealismo vaticinador de calamidades y mortandad. El hombre, pasmosamente
indiferente, relativiza los espasmos vertiginosos del planeta tierra frente a
su constante destrucción.
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