CHELA Y
CARLOS – MERY Y HÉCTOR
JÚBILOS
DUPLICADOS Y ECLOSIÓN DE SENTIMIENTOS
Por LUIS ALBITRES MENDO
Eclosión
de sentimientos
Sábado 14 de enero, 7.30 pm.
Estamos en un hermoso y antiguo templo de la ciudad de TRUJILLO, la Parroquia
SANTUARIO SEÑOR DE HUAMÁN.
CHELA ALCÁNTARA Y CARLOS CASTRO – MERY SÁNCHEZ
DEL SOLAR Y HÉCTOR YLLANES están celebrando Bodas de Oro: 50 Años de amor,
apoyo, comprensión y felicidad. Así reza la invitación a la Misa de Acción de
Gracias por tal bendición.
La eclosión de sentimientos de
gratitud bullían en nuestros corazones al compás de las plegarias desplegadas
en labios del sacerdote, quien elevaba preces al ALTÍSIMO, FUENTE DEL AMOR
SUPREMO, justo al constatar este doble jubileo, y corroborar que se trataba de dos
parejas emparentadas por el matrimonio de hija e hijo de ambos: Carla Castro
con Juan Carlos Yllanes.
Suntuosa
manera de celebrar 50 Años
Dos afortunadas parejas
celebrando a dúo, los cincuenta años de vivencias comunes entrelazadas por un
profundo amor, un auténtico cariño. Suntuosa manera de celebrar dejando sus
corazones, espíritus y vidas en manos de DIOS. La dimensión espiritual es tan
importante en estos casos.
Una vez finalizado el acto
religioso, pasamos a los cálidos ambientes del elegante departamento de Carla y
Juan Carlos, donde se llevó a cabo la simpática recepción.
Toda una
existencia entregada a la felicidad de los demás
Por ellos hemos brindado,
resaltando el legado excepcional que significa toda una existencia entregada a
la felicidad de los demás, 50 años donados a sus seres queridos, hijos, nietos
y demás familiares y amigos.
Propicios instantes necesarios,
irrumpieron, para escuchar las expresiones de Héctor Yllanes, quien con gran
brío y seguridad, expresó su sentir, manifestando con vehemencia y sinceridad,
su valiente testimonio de vida junto a su esposa. Su intervención impactó por
el dominio de escena y la facilidad de palabra que lució.
Acto seguido, dos nietos de
Carlos y Chela, el jovencito Eduardo, hijo de Carla, empezó improvisando con
gran denuedo, emoción y espontaneidad, propia de su edad, enfatizando el
inmenso cariño que guarda para sus amados abuelitos. De inmediato, pudimos
escuchar atentos la lectura de una preciosa cartita, escrita con gran ternura y
devoción por Cristina, la bella hija de Christian.
Toda una
vida impartiendo amor, jamás sucumbieron ante los embates
Refiriéndonos ya a estas dos
parejas. Es increíble el inmenso amor que conlleva una vida que regala tanto
cariño en rededor, deslumbrando el grado de sacrificio y generosidad que han
lucido durante tantos años.
Jamás sucumbieron ante los
embates, que en esta vida nos enrostran desazones y avatares diversos. Nunca se
dejaron arredrar por interferencias ajenas de toda índole y más bien,
afrontaron todo con invencible voluntad y pertinaz ternura. Cabe aquí mencionar
otra coincidencia remarcable, ambas parejas tienen cada una, una hija y dos
hijos. Increíble todo lo que nos reserva el Universo, o en última instancia,
nuestro CREADOR.
Intensa
fruición espiritual
Por eso, en estos momentos de la
celebración, tal como sucedió en el interior de la iglesia, al contemplarlos
sonrientes y felices, surgen en el interior de cada uno de los presentes, algo
inenarrable, un contento, una intensa corriente de fruición espiritual, propia
de los grandes acontecimientos, que uno experimenta pocas veces en la vida, y
que de algún modo se hace colectiva.
Júbilos
que encandilan los momentos compartidos ampliando los regocijos
Los teníamos ante nosotros y
tenemos la corazonada, que de algún predio de sus memorias emergían: Júbilos
que contagiaron sus sueños, encandilando los momentos compartidos, ampliando
los regocijos hasta lograr bajar del cielo las estrellas y luceros que han
marcado 50 años vividos en olor a ternura y amor de estas dos luminosas
parejas. Todo un ejemplo para todos.
Por ellos hemos brindado: ¡Salud!
y que vengan pronto las Bodas de Esmeralda (55 años) y las de Diamante (60
años).
Notas
vibrantes y efusivas de la música y diversión
A estas alturas del compartir, en
que los bailes de la celebración reciclaban alegres ritmos, la noche alargó sus
agradables vivencias, Y la música y diversión exparcieron ufanas sus notas
vibrantes y efusivas.
Los privilegiados invitados,
habíamos experimentado y gozado una fiesta espiritual y social, plena de
energías altamente positivas, motivadoras, cuyas remembranzas marcaron una
fecha empática, imponderable y definitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario