LA FAMILIA, ESE BALUARTE IMPRESCINDIBLE
Por LUIS ALBITRES MENDO
Por ello, la familia, tan elogiada
y defendida por el Papa FRANCISCO, por ser el núcleo rector de la sociedad. Vapuleada
por algunos pocos, pero siempre impregnada de grandezas y excelencias, sobre
todo para el crecimiento normal y el desarrollo integral de niños, adolescentes
y jóvenes.
LA FAMILIA, CENTRO Y MEOLLO DE LOS AFECTOS
Estando aún en Cajamarca, se ha
consolidado esa experiencia y ese concepto: la familia es el centro y meollo de
los afectos.
El cariño y el calor afectivo que
nos proporcionan nuestros padres, que nacen y crecen en el seno de los hogares
pertenecientes a una familia, permanecen para siempre unidos y solidarios.
CAJAMARCA, SÍMBOLO Y SÍNTESIS DE MIS
QUERENCIAS
CAJAMARCA, por haber nacido en
esta hermosa ciudad, es el símbolo de mis querencias, pues casi toda mi familia
está aquí. Mi familia, mis maestros, mis amigos, compañeros, vecinos, etc. Es
decir, la crema y nata de los compañeros del alucinante viaje por esta
existencia.
COMPAÑEROS DEL ALUCINANTE VIAJE POR ESTA
EXISTENCIA
He allí la importancia que tiene
el asistir a la que fue la casa de mis padres y que hoy la habitan los
distintos herederos de mis hermanos, mis sobrinos donde he recibido
cotidianamente, durante todos los días que duró mi larga estadía (cuatro meses),
afecto, hospedaje y alimentación.
Wilson, Víctor Manuel y Romy , de parte de mi hermana Angelita. Y por
supuesto también lo mismo he recibido de las hijas de mi hermana Manuelita:
Gloria, Gladys, Doris y Luis, Miriam y Marlene del Pilar; y de los hijos de mi
hermano Rosel Amílcar, aquí en Cajamarca: Juan Amilcar y Marcela. Manuel y Milton Jesús residen en Santiago de
Chile.
Pero también recibo muchísimo afecto,
cariño y atenciones en Trujillo, de parte de mi hermana Rosa Graciela y todas
sus hijas: María Elena y Wilfredo, Teresita de Jesús y Jaime, Rosario del
Pilar, Emily Dominique y también el hijo de Rosy, Rolando Marco Antonio y María
Alejandra. En Trujillo también vive otro
hijo de mi hermana Angelita, Juan Manuel , su esposa Angélica y sus hijas Angie
Milagros y Danielita, se desviven en finezas y detalles. También queremos mucho
a Daniel Cabellos Mendo, otro primo hermano quien también reside en Trujillo,
junto a su familia. Además, en Trujillo vivía también, mi tío Gonzalo Alcalde,
tío de Antonio y Álvaro, junto a su esposa, mi tía Ricardina. Ellos en vida
supieron cultivar una familiaridad imperecedera, la cual pervive en la
actualidad con las finezas de nuestros primos y primas, Ricardina, Rosa
Angélica, Nelly, Gonzalo, César, y Jorge. También tenemos contacto , en
Trujillo con la prima Liliana Llanos Quedena y el primo Víctor Llanos Quedena.
En Trujillo también reside Magno Mendo, un primo excepcional, con notables
cualidades y diversas sabidurías. A él le debo muchísimas novedades y diversos
envíos virtuales que amplían nuestros conocimientos y estudios. En Casa Grande
viven nuestras lindas sobrinas de la familia Villarreal: Doris Socorro,
Raquelita y Merly. Y además nuestro sobrino, Carlos y su familia, con los
cuales siempre estamos en comunicación afectiva.
En Lima, mi hermana María Hermila
y su hija Ana María están pendientes de mi trajinar vital y de todo lo que
concierne a mi estado de salud. Y cómo
olvidar a los hijos de mi prima hermana Cristina Alvitres Mendo: Ana Cecilia e
Isabel Cristina, Hernán Rafael, quien reside en Canadá, Juan Ramón y José
Antonio, en cuyos hogares recalamos siempre, pues Cristy y su esposo Ramón
Noriega Salazar, constantemente nos invitaban a pasar con ellos las diferentes
fiestas durante el año. En Lima también recibo todo el afecto de primos
hermanos como Manuel Mendo Ramírez y toda su familia; de igual modo estoy en
contacto permanente y disponemos de tenidas gastronómicas con mi primo hermano Lucio Pando Alvitres y Pepe Esquivel Pando, hijo de mi prima
hermana Lola Pando Alvitres. Y en Chiclayo, mi cuñada, la esposa de mi hermano
Wálter, y sus cuatro hijos: Juan Carlos, Wálter Manuel, Pepe y Luis,
constantemente nos invitan a su hogar y cuando llegamos, nos sorprenden con
maravillosas atenciones.
INICIO DE UN DELEITE POCO COMÚN
Hacía tiempo que no me quedaba
mucho tiempo en Cajamarca. Es por ello que, con cuánta satisfacción he ido
recibiendo las invitaciones de familiares y amigos y con ellas la gran oportunidad de incrementar ese afecto familiar que viene de lejos y no se pierde jamás.
El primero que se enteró de mi
estancia en Cajamarca fue Beto, el hijo de mi prima hermana Rosita María
Alvitres Mendo y el maestro Adrián Pinto. Con gran cariño surgió el “Tío, qué te parece un
cebichito?”, y sin mediar mayores rezagos la primera reunión fue en La Base,
donde se llevó a cabo, toda una deliciosa romanza familiar, con pescados y
mariscos, entre los potajes preferidos. Estuvieron presentes además de sus
padres, su hijo Joaquín y mi primo hermano Pedro Pablo Alvitres Mendo.
Conversación amena, aunque surgieron amagos de discusión y polémica, los
argumentos que se impusieron, por ser más importantes, fueron nuestro inmenso
afecto familiar y todo terminó al abrazarnos entre risas y chascarros. Habíamos
olvidado que de política, deporte y religión es mejor no tocar para nada. Era
una tarde soleada y preciosa. Beto invitó a pasear en su camioneta y el
resultado, por Llacanora y los Baños del Inca, fue una maravillosa travesía,
recargada de paisajes repletos de verdor y lozanos campos, bajo unos cielos
extraordinariamente hermosos. Los disfrutamos realmente. No faltaron ni la
conversación, ni las bromas ni la risa sanadora. Al retorno, ya en los Baños,
fue la ocasión para conocer la famosa dulcería, que lleva por título un nombre muy
cajamarquino:Tiesto, y disfruté junto a ellos, de unos postres muy agradables.
Fue el inicio de una serie de
invitaciones al hogar de Rosita María con motivo de sucesivos cumpleaños. Y que
eran motivo de cenas y renovados encuentros familiares.
Al poco tiempo llegaron las
invitaciones y paseos con mis magníficos primos Antonio y Álvaro Alcalde Vargas
y sus respectivas familias. Con Álvaro , sus dos preciosas hijas, Dammar Rocío
y Elga Elizabeth, acompañada de Carlos Alberto Barboza Lara, esposo de Elga,
confluímos en la dulcería Tiesto de los Baños del Inca y de inmediato, se dio
inicio a generosas invitaciones y momentos muy agradables del compartir
familiar, en diversas ocasiones. Fuimos invitados a las casas de las dos atentas sobrinas, quienes residen en los Baños del Inca. En ellas fuimos opíparamente agasajados.
A la casa de Antonio Alcalde
Vargas nos presentamos el día de su cumpleaños, 8 de junio, onomástico también
de su hija Raquel, quien conjuntamente con su papá estuvieron encantados con
los primos Ricardina, Gonzalo y su esposa María, y Jorge Alcalde Gallardo,
acompañado de tres hijos de Beto Alcalde. Ellos habían llegado especialmente
para esa fecha, a fin de saludar al primo y su hija, en esa fecha memorable,
desde la ciudad de Trujillo. Entre risas, bromas y remembranzas transcurrió el
almuerzo con potajes netamente cajamarquinos. También asistieron algunas amigas
y compañeras de estudios de Raquelita, las cuales pusieron la nota de humor y
el mediodía transcurrió alegre y divertidamente.
El 8 de julio, cumplió un
aniversario más, 38 años de creación, el Restaurante turístico MÓNACO, de
propiedad de Raquel Alcalde Sánchez y sus hijos Oscar Octavio y Máximo Antonio.
Ellos tuvieron la excelente iniciativa de celebrar uniendo gastronomía-turismo
y educación. Magnífica idea. Invitaron a participar a varios colegios y el
resultado, siendo la primera vez que se organizaba de ese modo, fue auspicioso
y tuvo mucho éxito. De tal modo que el próximo año será muchísimo mejor.
Rescatar los juegos, costumbres, comidas y tradiciones de nuestra querida
Cajamarca, produce grandes réditos emocionales por el amor a la tierra , que en
el fondo es el amor a la familia, a los amigos, vecinos, compañeros, paisanos
etc. Y eso naturalmente produce gratificaciones de toda índole. Convocaron
muchas felicitaciones y éxitos.
Y por eso, durante esta larga
estancia en Cajamarca, también he recibido las gratísimas invitaciones de
amigos entrañables como el profesor y distinguido periodista Eduardo Cabrera Urteaga, cuyo cumpleaños
fue el 26 de julio y con motivo de ello pasamos una espléndida velada donde tuvimos el gozoso encuentro con mis bellas sobrinas Amanda Octavila y Elvia Alvina, hijas de Napoleón Pando Alvitres y además tuve la grata oportunidad de conocer a grandes amigos. Debo mencionar al excelente profesor Cornelio Núñez, un entrañable amigo de antaño, sin olvidar la simpática reunión con el
Ing. Hernán Espinoza Díaz, amigo desde nuestra niñez.
Es de una máxima importancia
captar los sentimientos positivos que reverberan las conversaciones en los
encuentros con familiares y amigos Nos dio mucho gusto charlar y constatar la
prodigiosa salud de mi prima hermana Carmela Pando Alvitres, cuyo rostro expresa
jovialidad y dinamismo. Durante el renombrado desfile de los exalumnos del glorioso Colegio San Ramón, la mañana del 30 de agosto, tuve la suerte de charlar, mientras esperaban su ingreso a la Plaza Mayor, con mis sobrinos, Víctor Polidoro, hijo de Amalia y Néstor Wenceslao, hijo de Napoleón Pando Alvitres. Aunque breve, fue una gratisima ocasión para saludarlos después de mucho tiempo, sin verlos.
RECIBIDOS
CON EL TÍPICO AFECTO Y CARIÑO
Por eso cuando me encontré con mi
prima hermana, Amalia Alvitres Espinoza y su hijo Víctor, no podía fallar a la
invitación a su casa. Más aún, sabiendo que iban a estar Clarita y Juanita, quien estaba viniendo de Lima,
especialmente para pasar el Dia del Padre.
Al momento de llegar al hogar de
Amalia y Américo Chico, su esposo, después de muchos años, fuimos recibidos con
el típico afecto y cariño de los grandes recibimientos entre primos
entrañables.
Víctor Polidoro, el padre de
Amalia, era hermano de mi padre Manuel Espíritu. Lo admiro pues fue muy inteligente. Trabajó en Casa Grande cuando era hacienda y por ser pionero de crear los famosos sindicatos fue perseguido por la patronal. A eso se debe que retornó a Cajamarca. En Jesús, reunidos los tres hermanos, mi papá Federico era el hermano intermedio, los convenció de venir a residir a Cajamarca y trabajaron juntos por muchos años en un solo local, un
taller de mecánica y herrería, casi en el centro de la ciudad, en un amplio
espacio de la propia residencia de los Alvitres-Espinoza, justo localizada en
la calle Amazonas, detrás del Hotel Plaza.
Eso tuvo un corolario muy importante,
aproximar al máximo a las familias de los tres hermanos, añadiendo también a la
familia de la única hermana de los tres, Albina Alvitres Yramarín, casada con
el tío Fidel Pando. Los cuatro hermanos mantuvieron una estrecha y cálida
relación familiar que hizo posible pasar fechas y espacios muy agradables y
gratificantes, especialmente durante la celebración de los onomásticos de los
jefes de familia, que en aquella época se celebraban durante varios días y
generalmente amenizadas con bandas de músicos. Para los niños era un jolgorio y
éramos los que insertábamos de travesuras y alegría los largos corredores y
zaguanes de las diversas casonas donde se llevaban a cabo dichas reuniones
familiares.
Inolvidable además, la condición
de músicos de nuestros padres. Papá Manuel tocaba la guitarra. Tío Víctor
Polidoro tocaba la mandolina, a veces también la guitarra y ambos cantaban. Mi
papá Federico (era padrino, de todos mis hermanos, por eso lo
tratábamos así) y mi tío Fidel , muy entusiastas y amenos, entonaban con palmas
y cantos, valses, marineras, huaynitos, cashuas o tristes, junto a ellos. La
música y el consiguiente baile, es decir la jarana, estaban aseguradas. Sobre
todo porque tenían amigos y vecinos que les encantaba la música. Recuerdo
nítidamente la figura de un viejecito, así lo contemplaba por su barba
quijotesca, su infaltable sombrero, su violín y su estruendosa voz, que a los
niños nos causaba risa.
A la música se agregaba las
comidas típicas de fiesta, cuyes, gallinas, chanchito y carnero, sazonados en
diferentes platos, matizados con diferentes tragos y licores, sin faltar la
acostumbrada chicha de jora, que daban pie a la alegría y al regocijo. ¡Qué
tiempos aquellos !!!
Los jóvenes y niños de esas
familias…Papá Manuel y mamá Hermila Margarita tenían 4 hijas (Manuela
Concepción, Ángela Robertina, Rosa Graciela y María Hermila) y 3 varones
(Wálter Manuel, Rosel Amílcar y Luis Idelso). Mi padrino Federico y mi tía Rosario
tenían 2 hijas (Cristina y Rosita María) y 1 hijo (Pedro Pablo). Mi tío Víctor
Polidoro, que era el menor de los tres hermanos, con mi tía Juanita tenían 3
hijas mujeres (Amalia Felícita, María Antonieta y Rosa Angélica) y 5 hijos varones (Rubén Alejandro, Pedro, Víctor Sebastián, Pablo y Abraham Francisco). Mi mamita Alvina junto a mi tío Fidel tuvieron 5
hijas mujeres ( Rosa Célfida, Benigna, Dolores Teodosia Basiliza, Cármen Nélida y María Mercedes) y 3 hijos varones
(Napoleón Nazario, Leoncio Hildebrando y Lucio Federico).
LARGA CHARLA DE FELICES REMEMBRANZAS
Las felices remembranzas de esos
años dorados para la juventud y madurez de nuestros padres, abuelitos y adultos
mayores, además para la niñez e infancia de los menores de aquel pasado gozoso,
fueron motivo más que suficiente para nuestra larga charla en esa ocasión.
Una auténtica charla de café, donde
se lucieron sobre la mesa de mantel largo, el clásico café pasado, de esencia,
las sabrosas humitas, las rosquitas de Campos y las rebanadas de una tentadora
torta o queque horneado en casa. Todas estas delicias mientras departíamos.
RESTALLANTES Y RECURRENTES, LAS SONRISAS
Las risas, al calor de los amables
recuerdos, surgían restallantes y recurrentes. Ya que una notable
característica de la familia a la que pertenece Amalia era tener a flor de
labios, el humor, las bromas, los chascarros, la mordaz respuesta a cualquier
sarcasmo y entonces emergía la chispa cajamarquina, aquella que es célebre en
hombres y mujeres, habitualmente ejecutada y puesta en práctica durante los
carnavales en plenos contrapuntos de coplas y danzas.
Justo a la hora de la gratitud, y
cuando ya nos despedíamos agradecidos, Wilson y yo, arribó Julio Enrique
Ampuero, esposo de Clarita, la hija mayor de Amalia, con la mecha encendida,
con la chispa y gracejo del bromista empedernido. y con ello logró que nos
sentáramos a conversar unos minutos más.
CUAJÁNDOSE CON MAYOR BRÍO
La algarabía y las bromas
retornaron a sazonar el momento, cuajándose con mayor brío la alegría y la felicidad
de haber visitado a estos primos hermanos y toda su larga parentela, pues
estuvieron entre los primeros en formar su propio hogar. En este momento no
estoy seguro si Amalia fue la segunda prima hermana en casarse, o fue Lolita
Pando Alvitres, la primera en celebrar su boda con Salvador Esquivel. Al igual
que bautizos y cumpleaños, las bodas familiares, fueron otros grandes motivos
de regocijo y celebración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario