miércoles, 30 de agosto de 2023

LA FAMILIA, ESE BALUARTE IMPRESCINDIBLE. Por Luis Albitres Mendo

 

LA FAMILIA, ESE BALUARTE IMPRESCINDIBLE

Por LUIS ALBITRES MENDO

                        La familia, ese baluarte imprescindible para la Sociedad. La familia, ese baluarte sólido y poderoso, que afianza la educación de los hijos y las nuevas generaciones, soporte importantísimo de las buenas costumbres y las tradiciones más valiosas que tienen que ver con la ética y la moral, tan venidas a menos hoy en día, en el mundo actual, en que priman el materialismo más burdo, la corrupción más despiadada y la deshonestidad.

Por ello, la familia, tan elogiada y defendida por el Papa FRANCISCO, por ser el núcleo rector de la sociedad. Vapuleada por algunos pocos, pero siempre impregnada de grandezas y excelencias, sobre todo para el crecimiento normal y el desarrollo integral de niños, adolescentes y jóvenes.

LA FAMILIA, CENTRO Y MEOLLO DE LOS AFECTOS

Estando aún en Cajamarca, se ha consolidado esa experiencia y ese concepto: la familia es el centro y meollo de los afectos.

El cariño y el calor afectivo que nos proporcionan nuestros padres, que nacen y crecen en el seno de los hogares pertenecientes a una familia, permanecen para siempre unidos y solidarios.

CAJAMARCA, SÍMBOLO Y SÍNTESIS DE MIS QUERENCIAS

CAJAMARCA, por haber nacido en esta hermosa ciudad, es el símbolo de mis querencias, pues casi toda mi familia está aquí. Mi familia, mis maestros, mis amigos, compañeros, vecinos, etc. Es decir, la crema y nata de los compañeros del alucinante viaje por esta existencia.

COMPAÑEROS DEL ALUCINANTE VIAJE POR ESTA EXISTENCIA

He allí la importancia que tiene el asistir a la que fue la casa de mis padres y que hoy la habitan los distintos herederos de mis hermanos, mis sobrinos donde he recibido cotidianamente, durante todos los días que duró mi larga estadía (cuatro meses), afecto, hospedaje y alimentación.  Wilson, Víctor Manuel y Romy , de parte de mi hermana Angelita. Y por supuesto también lo mismo he recibido de las hijas de mi hermana Manuelita: Gloria, Gladys, Doris y Luis, Miriam y Marlene del Pilar; y de los hijos de mi hermano Rosel Amílcar, aquí en Cajamarca: Juan Amilcar y Marcela.  Manuel y Milton Jesús residen en Santiago de Chile.

Pero también recibo muchísimo afecto, cariño y atenciones en Trujillo, de parte de mi hermana Rosa Graciela y todas sus hijas: María Elena y Wilfredo, Teresita de Jesús y Jaime, Rosario del Pilar, Emily Dominique y también el hijo de Rosy, Rolando Marco Antonio y María Alejandra.  En Trujillo también vive otro hijo de mi hermana Angelita, Juan Manuel , su esposa Angélica y sus hijas Angie Milagros y Danielita, se desviven en finezas y detalles. También queremos mucho a Daniel Cabellos Mendo, otro primo hermano quien también reside en Trujillo, junto a su familia. Además, en Trujillo vivía también, mi tío Gonzalo Alcalde, tío de Antonio y Álvaro, junto a su esposa, mi tía Ricardina. Ellos en vida supieron cultivar una familiaridad imperecedera, la cual pervive en la actualidad con las finezas de nuestros primos y primas, Ricardina, Rosa Angélica, Nelly, Gonzalo, César, y Jorge. También tenemos contacto , en Trujillo con la prima Liliana Llanos Quedena y el primo Víctor Llanos Quedena. En Trujillo también reside Magno Mendo, un primo excepcional, con notables cualidades y diversas sabidurías. A él le debo muchísimas novedades y diversos envíos virtuales que amplían nuestros conocimientos y estudios. En Casa Grande viven nuestras lindas sobrinas de la familia Villarreal: Doris Socorro, Raquelita y Merly. Y además nuestro sobrino, Carlos y su familia, con los cuales siempre estamos en comunicación afectiva.

En Lima, mi hermana María Hermila y su hija Ana María están pendientes de mi trajinar vital y de todo lo que concierne a mi estado de salud.  Y cómo olvidar a los hijos de mi prima hermana Cristina Alvitres Mendo: Ana Cecilia e Isabel Cristina, Hernán Rafael, quien reside en Canadá, Juan Ramón y José Antonio, en cuyos hogares recalamos siempre, pues Cristy y su esposo Ramón Noriega Salazar, constantemente nos invitaban a pasar con ellos las diferentes fiestas durante el año. En Lima también recibo todo el afecto de primos hermanos como Manuel Mendo Ramírez y toda su familia; de igual modo estoy en contacto permanente y disponemos de tenidas gastronómicas con mi primo hermano Lucio Pando Alvitres y Pepe Esquivel Pando, hijo de mi prima hermana Lola Pando Alvitres. Y en Chiclayo, mi cuñada, la esposa de mi hermano Wálter, y sus cuatro hijos: Juan Carlos, Wálter Manuel, Pepe y Luis, constantemente nos invitan a su hogar y cuando llegamos, nos sorprenden con maravillosas atenciones.

INICIO DE UN DELEITE POCO COMÚN

Hacía tiempo que no me quedaba mucho tiempo en Cajamarca. Es por ello que, con cuánta satisfacción he ido recibiendo las invitaciones de familiares y amigos y con ellas la gran oportunidad de incrementar ese afecto familiar que viene de lejos y no se pierde jamás.

El primero que se enteró de mi estancia en Cajamarca fue Beto, el hijo de mi prima hermana Rosita María Alvitres Mendo y el maestro Adrián Pinto. Con gran cariño surgió el “Tío, qué te parece un cebichito?”, y sin mediar mayores rezagos la primera reunión fue en La Base, donde se llevó a cabo, toda una deliciosa romanza familiar, con pescados y mariscos, entre los potajes preferidos. Estuvieron presentes además de sus padres, su hijo Joaquín y mi primo hermano Pedro Pablo Alvitres Mendo. Conversación amena, aunque surgieron amagos de discusión y polémica, los argumentos que se impusieron, por ser más importantes, fueron nuestro inmenso afecto familiar y todo terminó al abrazarnos entre risas y chascarros. Habíamos olvidado que de política, deporte y religión es mejor no tocar para nada. Era una tarde soleada y preciosa. Beto invitó a pasear en su camioneta y el resultado, por Llacanora y los Baños del Inca, fue una maravillosa travesía, recargada de paisajes repletos de verdor y lozanos campos, bajo unos cielos extraordinariamente hermosos. Los disfrutamos realmente. No faltaron ni la conversación, ni las bromas ni la risa sanadora. Al retorno, ya en los Baños, fue la ocasión para conocer la famosa dulcería, que lleva por título un nombre muy cajamarquino:Tiesto, y disfruté junto a ellos, de unos postres muy agradables.

Fue el inicio de una serie de invitaciones al hogar de Rosita María con motivo de sucesivos cumpleaños. Y que eran motivo de cenas y renovados encuentros familiares.

Al poco tiempo llegaron las invitaciones y paseos con mis magníficos primos Antonio y Álvaro Alcalde Vargas y sus respectivas familias. Con Álvaro , sus dos preciosas hijas, Dammar Rocío y Elga Elizabeth, acompañada de Carlos Alberto Barboza Lara, esposo de Elga, confluímos en la dulcería Tiesto de los Baños del Inca y de inmediato, se dio inicio a generosas invitaciones y momentos muy agradables del compartir familiar, en diversas ocasiones. Fuimos invitados a las casas de las dos atentas sobrinas, quienes residen en los Baños del Inca. En ellas fuimos opíparamente agasajados.

A la casa de Antonio Alcalde Vargas nos presentamos el día de su cumpleaños, 8 de junio, onomástico también de su hija Raquel, quien conjuntamente con su papá estuvieron encantados con los primos Ricardina, Gonzalo y su esposa María, y Jorge Alcalde Gallardo, acompañado de tres hijos de Beto Alcalde. Ellos habían llegado especialmente para esa fecha, a fin de saludar al primo y su hija, en esa fecha memorable, desde la ciudad de Trujillo. Entre risas, bromas y remembranzas transcurrió el almuerzo con potajes netamente cajamarquinos. También asistieron algunas amigas y compañeras de estudios de Raquelita, las cuales pusieron la nota de humor y el mediodía transcurrió alegre y divertidamente.

El 8 de julio, cumplió un aniversario más, 38 años de creación, el Restaurante turístico MÓNACO, de propiedad de Raquel Alcalde Sánchez y sus hijos Oscar Octavio y Máximo Antonio. Ellos tuvieron la excelente iniciativa de celebrar uniendo gastronomía-turismo y educación. Magnífica idea. Invitaron a participar a varios colegios y el resultado, siendo la primera vez que se organizaba de ese modo, fue auspicioso y tuvo mucho éxito. De tal modo que el próximo año será muchísimo mejor. Rescatar los juegos, costumbres, comidas y tradiciones de nuestra querida Cajamarca, produce grandes réditos emocionales por el amor a la tierra , que en el fondo es el amor a la familia, a los amigos, vecinos, compañeros, paisanos etc. Y eso naturalmente produce gratificaciones de toda índole. Convocaron muchas felicitaciones y éxitos.

Y por eso, durante esta larga estancia en Cajamarca, también he recibido las gratísimas invitaciones de amigos entrañables como el profesor y distinguido periodista Eduardo Cabrera Urteaga, cuyo cumpleaños fue el 26 de julio y con motivo de ello pasamos una espléndida velada donde tuvimos el gozoso encuentro con mis bellas sobrinas Amanda Octavila y Elvia Alvina, hijas de Napoleón Pando Alvitres y además tuve la grata oportunidad de conocer a grandes amigos. Debo mencionar al excelente profesor Cornelio Núñez, un entrañable amigo de antaño,  sin olvidar la simpática reunión con el Ing. Hernán Espinoza Díaz, amigo desde nuestra niñez.

Es de una máxima importancia captar los sentimientos positivos que reverberan las conversaciones en los encuentros con familiares y amigos Nos dio mucho gusto charlar y constatar la prodigiosa salud de mi prima hermana Carmela Pando Alvitres, cuyo rostro expresa jovialidad y dinamismo. Durante el renombrado desfile de los exalumnos del glorioso Colegio San Ramón, la mañana del 30 de agosto, tuve la suerte de charlar, mientras esperaban su ingreso a la Plaza Mayor, con mis sobrinos, Víctor Polidoro, hijo de Amalia y Néstor Wenceslao, hijo de Napoleón Pando Alvitres. Aunque breve, fue una gratisima ocasión para saludarlos después de mucho tiempo, sin verlos.

RECIBIDOS CON EL TÍPICO AFECTO Y CARIÑO

Por eso cuando me encontré con mi prima hermana, Amalia Alvitres Espinoza y su hijo Víctor, no podía fallar a la invitación a su casa. Más aún, sabiendo que iban a estar Clarita  y Juanita, quien estaba viniendo de Lima, especialmente para pasar el Dia del Padre.

Al momento de llegar al hogar de Amalia y Américo Chico, su esposo, después de muchos años, fuimos recibidos con el típico afecto y cariño de los grandes recibimientos entre primos entrañables.

Víctor Polidoro, el padre de Amalia, era hermano de mi padre Manuel Espíritu. Lo admiro pues fue muy inteligente. Trabajó en Casa Grande cuando era hacienda y por ser pionero de crear los famosos sindicatos fue perseguido por la patronal. A eso se debe que retornó a Cajamarca. En Jesús, reunidos los tres hermanos, mi papá Federico era el hermano intermedio, los convenció de venir a residir a Cajamarca y trabajaron juntos por muchos años en un solo local, un taller de mecánica y herrería, casi en el centro de la ciudad, en un amplio espacio de la propia residencia de los Alvitres-Espinoza, justo localizada en la calle Amazonas, detrás del Hotel Plaza.

Eso tuvo un corolario muy importante, aproximar al máximo a las familias de los tres hermanos, añadiendo también a la familia de la única hermana de los tres, Albina Alvitres Yramarín, casada con el tío Fidel Pando. Los cuatro hermanos mantuvieron una estrecha y cálida relación familiar que hizo posible pasar fechas y espacios muy agradables y gratificantes, especialmente durante la celebración de los onomásticos de los jefes de familia, que en aquella época se celebraban durante varios días y generalmente amenizadas con bandas de músicos. Para los niños era un jolgorio y éramos los que insertábamos de travesuras y alegría los largos corredores y zaguanes de las diversas casonas donde se llevaban a cabo dichas reuniones familiares.

Inolvidable además, la condición de músicos de nuestros padres. Papá Manuel tocaba la guitarra. Tío Víctor Polidoro tocaba la mandolina, a veces también la guitarra y ambos cantaban. Mi papá Federico (era padrino, de todos mis hermanos, por eso lo tratábamos así) y mi tío Fidel , muy entusiastas y amenos, entonaban con palmas y cantos, valses, marineras, huaynitos, cashuas o tristes, junto a ellos. La música y el consiguiente baile, es decir la jarana, estaban aseguradas. Sobre todo porque tenían amigos y vecinos que les encantaba la música. Recuerdo nítidamente la figura de un viejecito, así lo contemplaba por su barba quijotesca, su infaltable sombrero, su violín y su estruendosa voz, que a los niños nos causaba risa.

A la música se agregaba las comidas típicas de fiesta, cuyes, gallinas, chanchito y carnero, sazonados en diferentes platos, matizados con diferentes tragos y licores, sin faltar la acostumbrada chicha de jora, que daban pie a la alegría y al regocijo. ¡Qué tiempos aquellos !!!

Los jóvenes y niños de esas familias…Papá Manuel y mamá Hermila Margarita tenían 4 hijas (Manuela Concepción, Ángela Robertina, Rosa Graciela y María Hermila) y 3 varones (Wálter Manuel, Rosel Amílcar y Luis Idelso). Mi padrino Federico y mi tía Rosario tenían 2 hijas (Cristina y Rosita María) y 1 hijo (Pedro Pablo). Mi tío Víctor Polidoro, que era el menor de los tres hermanos, con mi tía Juanita tenían 3 hijas mujeres (Amalia Felícita,  María Antonieta y Rosa Angélica) y 5 hijos varones (Rubén Alejandro, Pedro, Víctor Sebastián, Pablo y Abraham Francisco). Mi mamita Alvina junto a mi tío Fidel tuvieron 5 hijas mujeres ( Rosa Célfida, Benigna, Dolores Teodosia Basiliza, Cármen Nélida y María Mercedes) y 3 hijos varones (Napoleón Nazario, Leoncio Hildebrando y Lucio Federico).

LARGA CHARLA DE FELICES REMEMBRANZAS

Las felices remembranzas de esos años dorados para la juventud y madurez de nuestros padres, abuelitos y adultos mayores, además para la niñez e infancia de los menores de aquel pasado gozoso, fueron motivo más que suficiente para nuestra larga charla en esa ocasión.

Una auténtica charla de café, donde se lucieron sobre la mesa de mantel largo, el clásico café pasado, de esencia, las sabrosas humitas, las rosquitas de Campos y las rebanadas de una tentadora torta o queque horneado en casa. Todas estas delicias mientras departíamos.

RESTALLANTES Y RECURRENTES, LAS SONRISAS

Las risas, al calor de los amables recuerdos, surgían restallantes y recurrentes. Ya que una notable característica de la familia a la que pertenece Amalia era tener a flor de labios, el humor, las bromas, los chascarros, la mordaz respuesta a cualquier sarcasmo y entonces emergía la chispa cajamarquina, aquella que es célebre en hombres y mujeres, habitualmente ejecutada y puesta en práctica durante los carnavales en plenos contrapuntos de coplas y danzas.

Justo a la hora de la gratitud, y cuando ya nos despedíamos agradecidos, Wilson y yo, arribó Julio Enrique Ampuero, esposo de Clarita, la hija mayor de Amalia, con la mecha encendida, con la chispa y gracejo del bromista empedernido. y con ello logró que nos sentáramos a conversar unos minutos más.

CUAJÁNDOSE CON MAYOR BRÍO

La algarabía y las bromas retornaron a sazonar el momento, cuajándose con mayor brío la alegría y la felicidad de haber visitado a estos primos hermanos y toda su larga parentela, pues estuvieron entre los primeros en formar su propio hogar. En este momento no estoy seguro si Amalia fue la segunda prima hermana en casarse, o fue Lolita Pando Alvitres, la primera en celebrar su boda con Salvador Esquivel. Al igual que bautizos y cumpleaños, las bodas familiares, fueron otros grandes motivos de regocijo y celebración.







 

 

 

  

 

 

 

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