- TRUJILLO – PERÚ
La muerte de su amigo Gitano lo había sumido en una profunda depresión. “Qué difícil debe ser desterrar las penas cuando se alojan en lo profundo del corazón”.
Por LUIS ALBITRES MENDO
Nunca percibí tan cercana y sensible
la ansiedad, la angustia y el desesperado deseo… con tal intensidad de amar y
ser amado, como en la lectura de un
cuento breve, redondo, circular en su estructura, inamovible, y con una prosa aguda y tierna a la vez, con
un lenguaje aparentemente sencillo, muy preciso y exacto. Su autor, OCTAVIO
HUACHANI SÁNCHEZ, periodista y escritor, ampliamente conocido, por haber laborado en importantes medios de comunicación, galardonado
y premiado muchas veces.
Ya el Título es de por sí, impactante y prometedor de imponderables: “PARA
MORIR IGUALES” registra una trágica y dramática historia de amor que ,
según la ficción, se remonta a los años iniciales de su carrera.
Frente al amor ideal y puro,
sostiene el autor con gran fuerza y entereza, completamente convencido que “El
deseo impetuoso, demoledor, intransitable a veces, pero imposible de abandonar,
es el verdadero amor. Porque lo da todo y lo quiere todo. Es egoísta y
generoso, violento y tierno, arriesgado y temeroso”.
“Ingrata y paradójica” , “se torna la vida”, enfáticamente señala el autor de este
cuento estremecedor, que no deja insensible a ningún lector, pues está escrito
con tal grado de veracidad, que toca las fibras de los lectores más duros.
Por todos los detalles narrados, agobiante, riguroso consigo mismo,
fundamental su dedicación e
identificación, confiesa ardiente y esperanzado, la historia de una posible y
dolorosa realidad.
Enigmáticas, pero ciertas sus palabras, en la narración y que dan título a este apretado comentario: "Tan agradable como elusiva, la felicidad". Habría que preguntarle al reflexivo, sabio y experimentado autor: La
felicidad, apreciado y estimado Octavio , ¿Realmente es utópica? ¿O acaso solo existen retazos, momentos que
fluyen veloces, instantes fugaces de felicidad inasible en cada una de las
vidas de los seres humanos?
“¿Recuerdas
-prosigue el autor, imbuído de emoción- cuando nos prometimos que
nada ni nadie podría separarnos? Bueno Cariño, creo que llegó la hora de honrar
nuestras promesas. Quiero vivir a tu lado. Quiero que respires de mi aire,
anhelo mirarte, deseo amarte, acariciarte aunque solo sea con la mirada.
Mientras me alcance el tiempo; quiero devolverte un poco de la felicidad que
conocí a tu lado. Quiero morir a tu lado”.
Una historia de amor, no solamente singular y extraordinaria, testimonio de
una pasión amorosa tan persistente e
imperecedera, como libre de antecedentes.
El reclamo y la remembranza vívidas, de un romance pleno , contundente y
eufórico, a despecho de las terribles limitaciones de salud y la orfandad personal
en que se desenvuelven.
Dada la situación delicada, terminal, de los dos amantes, insoslayable la
declaración de amor e impostergable la urgencia del retorno y la unión
reasumida.
“Amor y deseo, admiración y pasión”: Proclamación tórrida de un amor
inconcebible, tan sólido como una montaña y sin embargo inacabado y presencial:
Incólume, de un ser humano sediento de donar, de entregar, a todas luces en
forma totalmente incondicional, los frutos más dulces de su capacidad amatoria,
de un infinito amor que redime y demuestra alborozado esperando el final. Amor
y Esperanza entrelazados en medio de una evidente desolación.
LOS MÁGICOS DUENDES DEL HILO, libro para niños y maestros de JORGE BARBOZA BEINGOLEA (Parte 2)
Por LUIS ALBITRES
MENDO
Deslumbramiento,
es lo que uno siente, al desentrañar las páginas del libro “Los Mágicos Duendes
del Hilo”, cuyo autor, el poeta y escritor JORGE BARBOZA BEINGOLEA, se luce en
todo sentido: Contenido, mensaje, estética, llegada a maestros y niños (los
lleva de la mano), convirtiendo a este voluminoso texto en un singular libro de
trascendencia estética y pedagógica, sumamente didáctica, que sobresale en los
predios de la Literatura Infantil en PERÚ e Hispanoamérica.
Lo que agrada
sobremanera, su gran preocupación por cultivar en el alma de los niños, la
alegría que se debe convertir en el patrimonio que jamás debe faltar en el ser
humano, pues es el auténtico motor y la causa vital de salud, promoción y
realización de cada uno de los seres humanos.
En vista de la
riqueza de su íntegro contenido, poesía, teatro, imágenes, juegos, cantos,
actividades varias, etc., jamás había leído algo más completo y estético a la
vez. De modo, que por todo ello, se convierte en una de las mejores,
importantes y sobresalientes obras de literatura infantil.
En “MI BARCO
MIELERO”, sigue la saga fantástica, en la veta de José María Eguren, con un
despampanante ejemplar de chispa e ingenio (“…cinco alegres marineros/ pintarán
con miel el sol. / ¡Ah, mi cielo caramelo! / ¡Dulce luz de mi farol! //- “¡Se
acercan los tiburones! Con cien dientes afilados!/ -Grita el capitán y ordena:/
-¡Carguen pronto los cañones!/ He ganado cien combates./ ¡Apunten a la
nariz!”./ Y disparan, en un triz,/ una sarta de tomates.// Los tiburones se asustan/
de su nariz colorada./ Se miran y no se gustan;/ y corren en desbandada.//
Tarde de fiesta en la mar./ Mi barquito y las ballenas/ hacen la ronda al
bailar;/ y entre las olas, el sol/ da un beso de luz al cielo,/ y baja a
esperar la cena/ que prepara un caracol”.
“A REQUE VOY”,
entona a ritmo de marinera, la canción del retorno al pueblo amado (“A Reque, a
Reque me voy:/ voy montado en mi burrita./ ¡Arre! Trota,/ “Gondolita”, que me
muero por llegar.// En Reque amanece el sol/ con ganas de dar cariño,/ y al
atardecer la brisa/ nos canta junto a los grillos,/ acoplan su voz los ficus/
en verdialegre canción.// En Reque voy a cantar/ bajo una fresca ramada,/
porque mi canto le da/ a mi casa otro color,/ color de amor y calor/ como el de
mi madre amada.// ¡Arre! Que quiero cantar/ al ritmo del corazón./ A Reque va
mi canción…/ ¡Y mi canto va a estallar!”)
En “CANTO
ANDINO”, va el tríptico: “VOLCÁN” (“Entre las altas montañas/ de la hermosa
sierra mía,/ que Dios hizo una mañana/ en que feliz se sentía,/ respira un
volcán nevado/ que enmudeció de repente.// Anda diciendo la gente/ que está un
poquito chiflado,/ pero me contó una niña,/ que él calló por no asustarla,/ que
ahora se porta bien/ porque quiere enamorarla”
“EL SEMBRADOR”
(“Siembra que te siembra,/ siembra, sembrador,/ bosques de arbolitos/ que
alaben a Dios.// De verde frescura/ será su canción/ y vendrá la lluvia/ como
eco de amor.// Siembra que te siembra,/ siembra, sembrador,/ que será la
lluvia/ aplauso de Dios.”)
“LA MONJITA”
(“…Entre los pinares/ se la oye cantar/ el Ave María/ y la Noche de Paz.”)
“DIABLITO Y
CANCERBERO”: Dos perritos para jugar en los dedos.
En “LA
VIZCACHITA”, salta a la vista la empatía, el cariño y la nostalgia, en estos
breves, bellos e intensos versos (“Vizcachita, vizcachita,/ no te vayas de mi
lado,/ que el gavilán vuela cerca,/ garras y pico afilado.// Agua del puquio
escondido/ mi pequeñita se irá/ por encontrar tu frescura,/ y la pena me atará/
al árbol de la amargura.”)
“DEL AMOR NACEN
LOS COLORES”: Interesantísima manera de enseñar la combinación de colores. Muy
didáctica y a la vez entrañable modo de hacer que los niños memoricen y
recuerden.
“PAYASITO”: (“Hay
un payasito/ que conozco yo,/ que sonríe a mi alma/ y a mi corazón.// Nariz de
tomate,/ boca de alfajor,/ pelitos de choclo,/ ojos de limón.// …../ Hay un
payasito/ que conozco yo./ Le das tus tristezas/ y él les mezcla risas,/ y
usando su magia/ las convierte en…/ ¡pizzas!”)
Aquí pone de
manifiesto su gratitud y admiración a una religiosa, María Rosa Besada
Salamanca, “ejemplo de esfuerzo y dedicación por los necesitados”.
El poema lo
tituló “ROSITA DE ENSUEÑO” (“…Por esa sonrisa de ramo de flores/ Por esas
miradas, que remontan vientos,/ como alas llevando mil tiernos amores.//… ¿Cómo
va, Rosita, a querer un mozo/ por más que le ofrezca coronas y sueños/ si es su
pecho un cofre de querer inmenso/ que solo de abrirlo, reboza hasta el cielo?/
Rosita ya tiene…-guarden el secreto-/ un novio, que pocas pudieran tenerlo;/ y
lo tiene cerca,/ y es feliz por ello.//
A veces se viste
como un niño triste,/ o es un pobre enfermo,/ o un mendigo sucio,/ un
desocupado que está enloqueciendo/ por tanta injusticia que nos trae el tiempo/
Y Rosita lo ama.// Porque ella bien sabe que es su novio/ eterno/ que viene a
admirarla.// Ya sueña despierta con entrar al cielo del brazo galante de su
hermoso dueño./ Pero a Él, le ha pedido/ que cuando estén juntos, le deje un
espacio en el cielo -abierto-/ para seguir dando su cariño tierno/ a todos los
pobres de su incierto pueblo/ ¡Qué dulce mi niña, Rosita de Ensueño!”
“ENTRE NIÑOS”: Un poema sobre San Martín de
Porres. Martín y Rosa, los dos Santos peruanos, han inspirado al autor, un
precioso poema infantil, pleno de candor e ingenuidad.
(“… Era aún muy
pequeño/ el santo negrito,/ el de pies descalzos/ y ojitos de flor.// …….
Mañana regreso con Isabelita/ Ella es una rosa/ fragante y preciosa;/ te dará
un regalo;/ te dejo el secreto:/ … el lindo juguete/ de su corazón.”)
En “MI CARRO
COHETE” muestra la cohesión del cariño de papá, la fantasía del niño y como
fruto, la invención (“y partieron al espacio,/ al Planeta Corazón/ donde el
hablar es canción/ y es sonrisa la pelea”)
“VERSITOS PARA
MAMÁ: Amoroso homenaje, en el día de la mamá, de hijos niños a su madre, no hay
nadie más maravillosa que su propia madre.
“CURANDO A LA
MAMI”: Extiende una terapia de ternura y amor infantil.
En “EL OSO PANDA”
(cuento), resalta su preocupación ecológica y el modo muy particular de enseñar
a los niños a respetar la naturaleza, amar a los animalitos y el cuidado del
medio ambiente, de tal manera que desde pequeños aprendan a tener un sentido
ecológico en su vida y les guíe una sincera y atenta preocupación por el
cuidado del planeta donde vivimos.
(“No asistas a
aquellos circos/ que hacen plata con la pena/ del pobre animal que encierran./
Luce hermoso el corazón/ y pórtate como hermano/ de esta hermosa creación”
Viene una saga de
atractivas narraciones, de gran fantasía. El primero: “MI BARCO HUNDIDO”. En
“EL OSO MOSO”, cuento con gran sentido de imaginación. Un relato de
sorprendente final
Tanto en
“COTITO”, como en el amigo “QUENDÓN” (cuento) resaltan los versos con los que
van cantando los niños campesinos alegres y haciendo palmas (“Un buen campesino/
ayuda al vecino/ si siembra tomates,/ no hace disparates;/ si siembra algodón,/
nos abriga el corazón”)
Inmejorable
historia de un bello amor. Ingenuo, transparente, ecológico: “QUE TAMBIÉN HAY
DUENDES MALOS”: Broche de oro para una preciosa saga, un hermoso texto de Barboza. Su narrativa finaliza con un cuento
que nos traslada a nuestros años infantiles, el duende de la higuera.
El autor le
confiere estremecimientos de terror, aplicándole un final feliz en los aleteos
de su gallo Mandarín, su salvador, a quien premia con generosas raciones diarias de maíz.
El autor, ANTONIO ESCOBAR MENDÍVEZ (Balneario La Boca del Río,
Jequetepeque, LA LIBERTAD, 3 de Octubre de 1944), reconocido poeta, narrador, escritor,
gestor cultural, editor y director de la célebre Revista Cultural RUNAKAY, de
gran renombre a nivel nacional e internacional.
Inspirado eternamente en su lar natal, vibran constantemente en su mente e
inspiración, los contornos de sus colinas y las lejanías de sus extensos
campos, entre cañaverales y arrozales. Atesora con enorme ternura los árboles
frutales de su huerto y los animalitos que viven en torno, ya sean domésticos,
mascotas o simples insectos y demás integrantes de la fauna local. Los seres
humanos disponen de un lugar preferencial, ya que al narrador le interesan
todos los seres vivos y su destino.
Del amor de sus padres y hermanos, del afecto de
amigos, de la vida en comunidad con otros niños como él, y de toda la
experiencia que significa haber vivido en el campo. Tal como él mismo confiesa
orgulloso y sintiéndose privilegiado, pues la naturaleza, su familia, el barrio
y el pueblo fueron escuela y academia para su inquieta inteligencia y voluntad.
De ahí le vino todo. Y bien que lo supo aprovechar.
Este universo tan especial lo envolvió para
siempre. De allí obtiene toda la gama de su rica temática, su pletórica y solar
inspiración para escribir, engolosinado y obseso con una capacidad de
observación exacerbada por una curiosidad alentadora de sabios descubrimientos
y asombrosas revelaciones.
Hoy en día, dispone de una exquisita sensibilidad
poética para abordar, estilísticamente
hablando, temas sobre el amor, la amistad y la belleza, amén de toda la
compleja perspectiva humana y los atractivos del reino animal y vegetal.
Antonio Escobar Mendívez nos entrega, en esta oportunidad, catorce cuentos
plenos de luz y alegría, con personajes distintos y variados, diseñados en esta
oportunidad, en función de los niños.
Allí, en su creatividad, captamos maravillados, su visión netamente idílica,
agraria, campestre, en lo externo. Y el palpitar profundo en la constelación de
los afectos familiares, amicales y vecinales, a los cuales podríamos denominar
comunales.
Prácticamente abarca, en un abanico psicológico, un sinnúmero de
expresiones humanas en su dimensión infantil y adulta, lo externo y lo interno.
Tratando de adaptarse a una comprensión reveladora sin dejar de ser fascinante
en todo sentido y con todos los recursos que utiliza.
Reafirmación ante la vida, para captar mejor lo que realmente vale la
pena. Estos relatos dan cuenta de su enfática
interculturalidad entre flora, fauna y humanidad. Todo lo que abarcan sus
retinas de niño inquieto y entrañable, acapara su atención. Y como la piedra
filosofal, buscada y ansiada anteriormente, lo convierte en el oro de la
poesía, palpitante y viva.
Siente el hechizo del mar, el bosque, el río y el firmamento. A todos les
concede un lugar. Justo como vecinos que tiene a la vuelta de su huerto. Y nos
hace compartir el deleite.
Resalta nítidamente la ternura solar de este poeta-narrador, su tendencia
inocultable de claridad lumínica que insufla de poesía ecológica y bella, la
totalidad de sus cuentos, administrando esplendorosamente la estructura
narrativa de cualquier tema que aborde.
Y de hecho, para gozo y contento de los lectores, sus cuentos y poemas
están ambientados en el campo, al aire libre, con abundancia de sol, paisaje de
égloga y el llamado de la gleba, en lontananza.
El huerto de Antonio, con sus engreídos, sus animalitos preferidos,
incluyendo insectos, los cuales, cuando era niño, atrajeron su interés.
Admirado o encariñado, cultivó una relación especial con ellos, expresándolo
con ese magistral don de poeta, que él ostenta.
Estos prodigiosos relatos solo pueden nacer del corazón de un poeta que ama
profundamente la Naturaleza, espacio que toda la vida fue el entorno familiar
de Antonio, desde que nació hasta su madurez.
Circunvalaciones poéticas alrededor de elementos paradisíacos y marinos,
pues el autor nació entre el campo y el mar. Son los paradigmas de Antonio
Escobar Mendívez. Todo lo que tiene que ver con la Naturaleza atrae su mirada,
sus afanes y afectos, haciendo de sus poemas o relatos, genuinos cantos y
fonemas de elevado rango emocional, enriqueciendo el alma y alegrando el
espíritu.
En este volumen de catorce cuentos, reunidos para niños (de 5 a 100 años) , Antonio Escobar hace gala
de una prosa sencilla y ágil, con narraciones de diversos procesos emocionales,
incluyendo elementos de su entorno.
Los cuartetos insertos dentro de cada narración se constituyen casi, en
síntesis y extensión de los cuentos aludidos, lo cual los hace sumamente útiles
para maestros y niños en edad escolar.
VAQUITA LUNA, cuento que ingresa triunfante, con una poesía, que
gota a gota, asombra y se apodera de nuestros afectos, con un lenguaje que
nunca pierde el ritmo. Su hechizo estriba
en la sencillez con la que esgrime argumentos tan asequibles a niños y
adultos, como el mar, la luna, el cielo, las estrellas y el campo, con todos
los elementos afines, como el río, los árboles y los animales, temas a los
cuales, el poeta y narrador ANTONIO ESCOBAR MENDÍVEZ, prodiga afectuoso
tratamiento y selectivo protagonismo.
“¡Qué rica leche caía/ de las ubres de la luna! /
Qué hermosa y sonriente vaca / Luna blanca de ojos buenos”
El hechizo de la poesía recorre todas las líneas, llenándolas de una
atmósfera feérica y mágica: “La luna me está mirando / con su sonrisa de
espumas, / bajo los sauces me sigue / con una hilera de quesos”.
Festejando una atmósfera de nocturna inquietud, absolutamente atractiva,
este cuento está revestido de un realismo onírico. La fantasía está presente
durante todo el cuento, y justo en la ternura del autor, al finalizar: “Las
noches se hacen eternas y envuelto en las sábanas de sus ojos la siento cogerme
las manos y nos vamos presurosos por las riberas del río, navegando su
corriente hasta las puertas del paraíso: / Y me despierto riendo / de la luna
que no es vaca / pero una vaquita blanca / está lamiendo mi boca”.
En LA NOCHE, desfilan, casi espontáneas, imágenes que describen y
pintan el escenario, sobre la arena, el rumor del mar, la espuma de las olas,
ojos y alas de lechuzas, corretean huerequeques con característico y
onomatopéyico canturrear, la invitación de las lechuzas convocando ladridos.
Premio al desprendimiento. Nuestras madres, siempre sabias: El cuento que
una madre utiliza frente a sus niños, para animarlos a ser desprendidos y
generosos. La gentileza de un labrador, cediendo su agua a un desconocido,
tiene un premio inusitado. La chacrita de ensueño que le invita a visitar era
mágica. Los choclos que le obsequia en pago… eran de oro. He ahí la recompensa.
Este cuento fantástico dispone de obvias e inolvidables enseñanzas para los
niños.
LA DANZA DE LA LLUVIA: Con la intencionalidad de insistir las alegrías que traen y causan las
lluvias, el poeta-narrador sorprende agradablemente con textos tan
poéticos de un lirismo superior: “hinchándose
de besos incandescentes para iluminar el universo con relámpagos, rayos y
truenos”.
“… y los ríos inflan sus cauces cuando baja por
las laderas trayendo a Dios con su sonrisa ancha para bendecir sembríos,
mamíferos y aves”.
“Árboles y campos sonríen cuando empieza la danza
de sus gotas sobre las hojas, cuando besa las mieses maduras”.
“Es música su paso de canción interminable e
ingresa por entre las olas canosas de espumas a entreverarse en las aguas de
mar”.
De un modo tan sencillo, en este cuento, poesía hecha en prosa, deleita a
chicos y grandes, explicando animosa
pero con simplicidad, el complejo ciclo de cómo se genera y recicla la lluvia: “…para
otra vez ser gaviotas en un ciclo de esperanzas para la vida de la
tierra”, enfatizando cuán importante es la lluvia para los sembríos y cómo
regocija su llegada entronizando alegrías plenas de esperanza y consuelo en los
corazones de los campesinos.
El agua que trae la lluvia es la vida para la tierra, la fecunda y hace
crecer las sementeras.
Con el estilo que, pensando en los niños, ha impuesto a sus relatos, el
autor refuerza y agiliza la narración, coloreándola de algún modo, con
cuartetos en poesía, cual resumen o síntesis: : “Un taconeo de brillos /
alumbrado por luceros, / la lluvia baila tonderos / con grácil canto de
grillos”.
La descripción no podía ser más acertada, pues la imaginación del
autor-narrador-poeta, vuela y en sus alas nos eleva, a fin de oír la fabulosa
música que produce la lluvia al caer, contemplar los brillos que titilan en sus
gotas y escuchar atentamente la orquestada onomatopeya de los grillos cantores,
que arman la fiesta al compás que impone la lluvia.
Y después de enseñar a los niños que hay que agradecer a Dios, Antonio
Escobar, siguiendo el ejemplo de Vallejo, incluye con gran acierto, palabras de
los labriegos de esos lares : “De seguro nos moriríamos de hambre”.
El narrador poeta, con extrema sensibilidad, canta y privilegia los dones
de la lluvia, dulce carición la denomina, “y al calentar el sol, se vuelve
rocío brillante y las aves la engullen con sus trinos y el perfume de la tierra
mojada besa al viento y es una fiesta infinita escucharla sobre la piel de
nuestras casas dibujando sus huellas en la tierra”.
Solo un poeta de la talla de Antonio Escobar Mendívez ha podido encerrar en
unos cuantos versos todo un capítulo relevante de la vida agraria y sus
atributos.
FRATERNIDAD : Sublime canción a la auténtica amistad. La lección
que Miguel les da a sus compañeros de labores consiste en su propensión a la
unión y su generosidad. Dos valores de gran importancia en la genuina amistad.
La amistad, “un edén de la amistad”, “Bailemos como hermanos / felices y
con palmas / uniendo nuestras almas / juntando nuestras manos” , “Juntemos
nuestras manos / almas y corazones / como dulces canciones, / unidos como
hermanos”.
LA HORMIGUITA ARLITA: Hermosa la lección de las hormigas: trabajo,
disciplina, unidad y solidaridad. En la memoria de los niños quedará grabada la
historia de Arlita y el trozo de grano
que lleva en su boquita, para alimento de todas las demás.
MI PERRO PAÑUELO: “La fidelidad es el ropaje del
amigo leal y perenne”, pinta maravillosamente lo que significa
para el hogar del autor, la presencia y luego la ausencia definitiva, de
“Pañuelo”: “la gran lección de amor y de fidelidad”.
GALLITO MADRUGADOR: CANDELA, nombre emblemático de este gallito. Tal
como el CABALLERO CARMELO o el AJÍSECO de Valdelomar, se nos hace simpático
después de leer la soberbia y detallada descripción de la bella estampa de
Candela y su típico accionar como despertador
durante todas las madrugadas mientras vivió. También nos enteramos, con lujo de
detalles, sobre el gallo viejo, su padre, la gallina Cachuja, su madre y sus
seis hermanas.
PICO LARGO DE ALHELÍ: Un relato de insondable valor por lo estético y
rítmico, al compás del vuelo de la avecilla y la esmerada inspiración de
Antonio, el cual le tiene especial delectación.
El colibrí o típico picaflor, acapara todos los elogios, por los
destellantes colores de su plumaje y representar con el vibrante resplandor de
su vuelo al besar presto a las flores: “néctar y dulzura para la vida” y
“presencia de rubí”.
DULCE GRILLITO CANTOR: Fantástico cuento humanizando a los grillos. El
grillo y su guitarra, armaron toda una orquesta: chicharras y clarinetes,
zancudos con chirimías. Y las flores servían de coro, amenizado por rosas,
dalias y alhelíes. Y también las margaritas se sumaron al cromatismo de este
exitoso coro de la verde naturaleza.
Interviene aquí un grillo fortachón que oficia de sacerdote para bendecir
el concierto, junto a un tulipán adornado de jazmines. Todos esperan a LEONIDAS,
el grillo cantor.
Después de su espectacular éxito estelar, llegó el matrimonio con MERCEDES.
TRAVIESO RATONCILLO: Como siempre, triunfa la perseverancia y el tesón.
Protagonizan: DOÑA ROSITA, Ratona RIGOBERTA, VENANCIO Y NAPOLEÓN.
MAMITA BUENA: Narración enriquecedora y pedagógica. Gaviotas y
pardelas disputaban los muymuyes en la playa. Desfilan cangrejos y ancocos,
barquillos y caracoles.
De camotes y zarandajas verdes. De cómo doña LUISA, la mamá buena, curó en
una oportunidad al terrateniente Carlos Quiroz, quien vivía en la Boca del Río.
Y todo, en base a medicina natural, incluyendo hierbas y otros menjunjes.
EL PATITO PERIQUITO ENAMORADO: Simpática historia de amor de los patitos
PERIQUITO Y MATILDA y su lograda felicidad junto a sus hijos.
Oasis transparente: Inacabable ilusión. Con algazara, Periquito pensó en su
novia (“que la caricia del viento en esas horas de amor, el tiempo se volvió
flor y aromado el sentimiento”)
UN SUEÑO
Instalado en un sueño, el narrador despliega, en
la voz de un venerable anciano, unos paternales consejos a favor de las aves y
en contra de esa pésima costumbre de algunos niños, de matar pájaros,
utilizando una honda y piedrecillas redondas.
LA MAESTRA LORENZA
Cuajada de valores, eso es lo deseamos y por eso Antonio, el autor, en este
relato trae a colación la impronta que les dejó la profesora LORENZA, al dictar
su curso sobre Ciudadanía, Valores y Civismo. En una larga y bien cimentada
clase, la profesora llegó a la conclusión que los valores y la honestidad se
aprenden en el hogar y la escuela. Eso es innegable.
Inculcar desde niños las nociones de
valores, eso es algo que los educandos siempre recordarán.
En este último relato “La Maestra Lorenza”, la gratitud, de alumnos
responsables y comprometidos con la formación recibida, emerge radiante ante el
agradecido recuerdo, tanto de los rasgos faciales y demás detalles de la
inolvidable personalidad de esta singular maestra, como todas las enseñanzas
impartidas, las cuales calaron tan hondo
en la vida escolar de sus jóvenes alumnos, que éstos jamás la olvidarán, pues
les inculcó lo mejor para sus vidas, logrando dejar su impronta que se podría
resumir en honestidad, rectitud e integridad.