martes, 23 de abril de 2019

DE REGRESO A MI TIERRA Y CON MI GENTE. Por MANUEL RUIZ PAREDES

ESPERANDO EL CAPULÍ 2019


A continuación publicamos un fervoroso recuento del por qué un santiagochuquino retorna jubiloso a su lar natal.

Escrito por el  profesor, poeta y escritor Manuel Ruiz Paredes, nacido en Santiago de Chuco, alcanza ribetes líricos de gran prestancia poética, por la unción que le pone a las remembranzas de su infancia, la pasión por los diversos matices de los paisajes circundantes y el intenso amor a la memoria colectiva de su singular pueblo. (LAM)


DE REGRESO A MI TIERRA Y CON MI GENTE





Por MANUEL RUIZ PAREDES




COMPROMETIDOS CON EL MUNDO ANDINO



 Existen razones poderosas que hacen posible  el retorno a Santiago de Chuco, cada año, en el mes de mayo con el movimiento cultural “CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA”.


Porque somos alma andina de nuestra época, sentimiento mesiánico, somos el deseo reivindicativo y la esperanza de volver a la grandeza de nuestra cultura milenaria.

Porque estamos comprometidos con el mundo andino, difundimos el arte y la cultura de nuestros pueblos y somos descendientes de una gloriosa raza, ejemplo sagrado de vida.

SANTIAGO DE CHUCO, MI LAR NATIVO, HERMOSO RINCÓN DEL ANDE PERUANO



Personalmente, regreso a Santiago de Chuco porque en esta hermosa tierra nacieron mis abuelos, también mis amados padres, quienes vivieron con amor y dieron buenos frutos.

Y porque mis hermanos y yo, vimos aquí por primera vez los rayos de oro que bañan y dan vida a mi lar nativo.

Regreso a Santiago de Chuco porque es un rincón hermoso de los Andes de mi país, rodeado de macizos y pintorescos cerros, perfumados alcanfores, verdes alfalfares, dulces maizales, con olor a yerbabuena y una agradable paz eglogal.

En Santiago de Chuco, el ambiente y la vida, su gente noble y buena, sus callecitas sencillas, las lágrimas que caen del cielo, sus bosques encantados, sus abiertas praderas, el viento fresco, sus campiñas románticas, sus serpenteantes y lejanos caminos, los sufridos hermanos del campo, la posada hospitalaria y el canto ebrio de inquietas avecillas, hacen posible y feliz la existencia.

Y Santiago de Chuco se muestra como un paraíso terrenal, donde Dios, el Apóstol Santiago, LUIS FELIPE DE LA PUENTE UCEDA, el pedagogo de la revolución social y el celebérrimo poeta universal CÉSAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA, son eternos.

RETORNAR A SU DULCE ENCANTO, QUEDARSE EXTASIADO, ABRAZAR LOS DÍAS Y NO PARTIR JAMÁS.


Volver a Santiago de Chuco es retornar a su dulce encanto, a su bosquecito de aromas encendidos, de alegres trinos de avecillas silvestres.

Es confundirse  en un fraterno abrazo, en una noche negra de serenatas y penitentes.

Es llegar con devoción hasta la presencia de nuestro APÓSTOL SANTIAGO EL MAYOR y con humildad decirle: “Aquí estoy patroncito ante tu altar, he venido desde muy lejos para estar contigo en esta gran fiesta cultural”.

Es buscar entre la gente linda aquellos ojos negros que alguna vez nos miraron de soslayo y con ternura.

Es caminar por lejanos senderos en busca de nuestras huellas que se quedaron en silencio y aún nos esperan.

Es bajar corriendo y volver a mojarnos en las gélidas aguas del mismo río que guarda nuestros secretos de niños.

Es volver a nuestra amada escuela y tocar la vieja campana para llamar a los gratos amigos que se fueron.

Volver a Santiago de Chuco es compartir el pan de Dios, danzar el “pallo” hasta que se rompan los zapatos,

quedarse extasiado, abrazar los días y no partir jamás.



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