Y aunque recientemente CARLOS nos ha dejado sin su presencia. El PADRE se lo ha llevado. POR EL AMOR que supo sembrar alrededor suyo, CARLOS permanecerá en las mentes y corazones de tantos que conquistó con su buen humor, su bondad y su magnética personalidad.
BODAS DE ORO MATRIMONIALES (1972 – 2022)
)
EL
AMOR INVENTA EL TRIUNFO SIEMPRE
Por LUIS ALBITRES MENDO
Este año celebraron Bodas de Oro Matrimoniales CHELA ALCÁNTARA Y CARLOS
CASTRO, en ese universo de familias y amigos que nos toca confraternizar,
revelan esa unión esencial y primordial: el amor que inventa la victoria en
todo instante.
Síntesis del triunfo de su matrimonio: la primacía de su lealtad a toda
prueba, la absoluta comprensión y el amor supremo entre ellos.
Asistimos, ese lejano 5 de abril de l972, a su refulgente boda religiosa,
en la atractiva Capilla de la Inmaculada, en la antigua Plaza Inka de la
renovada CASA GRANDE de aquellos años, en el ubérrimo VALLE CHICAMA.
Los encantadores novios fascinaron a los invitados en una espectacular
noche de fiesta que hechizó a todos los participantes.
En nuestras retinas permanecen aún, los enfáticos esplendores de luces y
color, la felicidad reflejada en sus ojos. Titilaban ya, desde aquel entonces,
toda la gama de experiencias alegres y gratificantes unas y totalmente humanas, otras, que sobrevendrían luego, pues
no todo es color de rosa.
La celebración de unas Bodas de Oro Matrimoniales confrontan toda una vida,
-no en vano pasaron cincuenta años-, la interrelación vital de una pareja . El
espacio y el tiempo compartidos. Dos personas que se unieron para emprender la fundación de una familia para siempre. En nuestros propios padres tenemos el magnífico
ejemplo vivo de fidelidad y amor permanente, cuando se impone la madurez
emocional como en el caso de nuestros queridos amigos Chela y Carlos, y los padres de ambos..
EL
AMOR SUPREMO, LA ABSOLUTA COMPRENSIÓN Y LA LEALTAD A TODA PRUEBA
“Y fueron felices, y comieron perdices”: La laboriosidad e inteligencia de
ambos, a lo cual hay que añadir la gran creatividad que impusieron para
resolver los problemas y dificultades que acarrean administrar una familia con
una niña y dos niños en un hogar, no fue óbice para que resalten en ellos dos,
esposa y esposo, la perspicacia y prolijidad e intuición para salir adelante en
todo momento.
Y así, con mucha valentía y coraje, afrontaron hace mucho tiempo, un viaje
a USA, donde residieron durante una buena etapa, para luego retornar a la
Patria, premunidos de experiencias nuevas y proyectos sucintos. Y por
supuesto, retornar al lar natal, volver
a unirse y apoyar a los suyos.
UNA
CONVIVENCIA GOZOSA COMO LA SUYA
Tres son sus bellos e inteligentes hijos: CARLITA, la primogénita. Le
siguen CHRISTIAN Y JUAN CARLOS CASTRO
ALCÁNTARA.
Cada uno de ellos, con sus propios hogares y respectivos hijos. Ellos
constituyen la razón de sus vidas, responsabilidad de padres y abuelos: La
ingente suma de alegrías y felicidades que conlleva una convivencia gozosa como
la suya.
Hoy en día, regentan, junto a su creativa y talentosa hija, quien creó y
fundó la Marca CARLA CASTRO, una pujante empresa de Decoración a nivel
nacional, en constante incremento y productividad, y que muy bien podrá con el tiempo, llegar a ser internacional.
DISFRUTAR
DE UNA TRAVESÍA DE ENSUEÑO
Y qué excelente idea tuvieron sus hijos, en relación a la celebración del
medio siglo matrimonial, al coronar estos cincuenta años de matrimonio de sus
padres, con un obsequio sui géneris para variar: Realizar un viaje excepcional,
disfrutar de una travesía de ensueño.
UN
RESONANTE OLEAJE DE REGOCIJOS
JUAN CARLOS, quien reside en Marsella, Francia, fue el lógico encargado de
movilizar todo a favor de sus padres, a fin de obtener lo mejor y hacer
gratísima su estadía. Y así fue según declaraciones de ellos. El viaje y los
días que estuvieron junto a él, resultaron una iluminación, un contínuo y resonante
oleaje de regocijos.
Volver a contemplar su rostro y estrecharlo entre sus brazos, después de varios
años de interrupción de sus intermitentes visitas a Perú , fue una experiencia
muy gratificante, señalan los padres al unísono.
Juan Carlos, como buen hijo, fue su guía y cicerone, con la jovialidad y
despampanante humor que le brota de su vitalidad y magnífico carácter. Hizo de
Marsella, su centro de operaciones y desde allí piloteó sus diversos viajes y
visitas amicales o familiares, según era el caso.
ASOMBRO
Y ADMIRACIÓN
Atravesar el charco entre Panamá y Frankfurt, marcó en ellos la tremenda
diferencia que existe entre los dos mundos, Andinoamérica y Europa.
Una vez en Marsella junto a Juan Carlos, quien los recepcionó en el aeropuerto de Barcelona, luego de un
natural descanso, se pasearon por Cannes, a lo largo de la Costa Azul en las orillas del Mediterráneo, la
principesca ciudad de Mónaco y luego, la bella Ginebra, a orillas del lago Léman,
rodeado éste, de encantadores nevados de los Alpes de Vaud, en plena zona fronteriza franco-suiza.
Desde allí, partieron también a la centelleante Ciudad Luz. Deslumbrados por
los valores citadinos y artísticos de París, especialmente el lujo y boato de
Versalles, el Arco del Triunfo, la inolvidable visión de Notre Dame desde el
Sena y la increíble panorámica vista desde la Torre Eiffel tanto de día como de
noche.
Gratamente impresionados por la
ciudad de Barcelona y sus encantos, en España. Llamó su atención ese inmenso
relicario de piedra llamado Iglesia de la Sagrada Familia del genial Gaudí,
pasearon por La Rambla, y otros lugares atractivos.
Por la cercanía a Barcelona, tuvieron también oportunidad de visitar a
Wálter Arriaga y Betty, primos de Carlos, quienes, junto a su familia, viven en
Calella, una linda ciudad balneario que hace recordar a Bahía de Manta-Ecuador
y Ancón de Perú.
Retornaron a PERÚ después de dos meses de haber estado recorriendo varios
lugares, no sin antes haber visitado a César, hermano de Chela, quien reside
junto a su familia, en Västerás, Suecia, desde hace varios años. Este país
les impactó por el desarrollo alcanzado
en todas las áreas y toda su modernidad. En resumen, el viaje a Europa, fue de
su entero agrado, es decir, el regalo, fue un verdadero acierto por parte de sus hijos.
TRASCENDIERON
Y SON UN LUMINOSO EJEMPLO
La vida de CHELA Y CARLOS, una historia real, de auténtico amor, donde una
pareja diseñó una familia, afirmada en
cimientos sólidos, donde los principios y los valores han conformado una larga
barrera contra la indiferencia y el egoísmo, generalmente son los que originan
caos y rompen armonías.
CHELA Y CARLOS siguen instaurando en sus fecundas vidas el privilegio de
ser útiles, incluyendo productivos esfuerzos en pos de una justa prosperidad
familiar y merecida abundancia. Por eso se superan constantemente con firmeza,
para seguir construyendo la felicidad de los suyos.
Hace rato conquistaron todos sus retos, siguen cumpliendo su misión, su
compromiso de padres, abuelos y bisabuelos.
Trascendieron y su magnífica labor y perseverancia constituyen un luminoso
ejemplo para su familia, amigos y nuestra comunidad en general. Que la felicidad conquistada les sea grata por siempre, queridos amigos !!!
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