POEMARIO ILUMINADO POR EL FUEGO
HECHO PALABRA
Por JORGE HORNA CHÁVEZ
En el
prólogo del libro RAÍZ CÚBICA. La Antología (Casa Nuestra Editores. Trujillo,
2019) el experto escritor piurano Alberto Alarcón con un estilo de concisión
analítica nos entrega las lumbres que ha encontrado en la obra poética de
Manuel Alcalde, Ángel Gavidia, Fransiles Gallardo y Bethoven Medina; en ese
orden aparecen los antologados. Además, con ojo de buen cubero ha hecho una
óptima selección de los textos
DIÁSPORA POÉTICA EN CAJAMARCA.
Es
trascendente que en la década del ochenta haya surgido dentro de la diáspora
poética en la provincia de Cajamarca, un grupo de estudiantes universitarios
cuya meta fue mantener el impulso de su propio quehacer creativo. Atípico y
celebrado caso: tres futuros ingenieros que residían en aquel lugar y un médico
que vivía en Trujillo sembraran un vigoroso arbusto en una maceta cúbica; en
ella abonaron la tierra para que los filamentos de forma y espesor disímiles de
la raíz reverdecieran los brotes y sus versos memorables.
CANTO DE MÚLTIPLES ARISTAS
Bethoven
Medina Sánchez lideró el grupo, de él consta íntegro ese canto de múltiples
aristas “Necesario silencio para que las hojas conversen”, que el poeta rinde a
la Vida que es el símbolo de la esencialidad e intenso cariño a su Madre.
También están los extractos de sus numerosos poemarios.
Sus
aportes actuales muestran a Bethoven muy activo: participa en diversos
acontecimientos literarios, hace periodismo cultural y es difusor de sus
propias obras en espacios de todo el territorio patrio.
LA SOLEDAD COMO LEIT MOTIV
En la
obra de Ángel Gavidia Ruiz hay un tema recurrente, la soledad, pero no la evoca
como dolor sensitivo, sino que la transforma en el puente necesario para llegar
victorioso a sus recuerdos, a las moradas de sus vivencias que transita a cada
paso, a la energía de las uvas de un racimo en constante efervescencia de las
que bebe para saciar su sed poética.
CAUDALOSO TORRENTE IMAGINARIO
Para
escribir, Fransiles Gallardo Plasencia tiene a la mano los aromas, los rítmicos
cantos de las aves, el murmullo de la vegetación, las aguas: lluvia, ríos,
escarcha; los desentraña y los recompone para ofrecernos desde la aurora al
crepúsculo un fresco henchido de natura. Por la vertiente de sus pasiones atiza
el fogón de su amor con la crepitación de los leños. Afirma el crítico Alarcón,
que el trabajo de Fransiles es la suma del torrente imaginario de sus
compañeros cúbicos.
BRÍOS INCONTENIBLES DE UN
OBSTINADO AMANTE DE LA POESÍA
Me
place tener referencias de Manuel Alcalde Palomino a través de sus poemas
publicados en el libro. En el prólogo se lee “nos entrega una obra limpia y
sencilla cono pocas (...) con una asombrosa inocencia”. Intuyo, entonces, que
conformó la agrupación como un obstinado observador, labró su permanencia
porque bullían en su ser los bríos incontenibles de hacer oír su voz desde los
resquicios muy íntimos de su espíritu. La escritura de Manuel Alcalde fluye
espontánea sostenida por la oralidad cotidiana. “Quizás me encuentres / jugando
con los pájaros / como quien aprende a volar”
.
CAJAMARCA Y TODAS SUS PROVINCIAS: CRISOL CREATIVO
La
provincia de Cajamarca y más allá de sus linderos es cuna de narradores y
poetas lo que le confiere a todo el departamento un perfil de crisol creativo.
Sin menoscabar la gran tradición literaria que se forjó allí en tiempos ya
pasados, merece mencionar a Manuel Ibáñez Rosazza, decisivo consejero de Raíz
Cúbica. Desde ese universo, el grupo RC viene a confirmar que el camino
recorrido permanecerá iluminado por el fuego hecho palabra reflexiva y belleza
inagotable.
LO ANECDÓTICO
1.“Como
un caracol cargando tu recuerdo / trazo mi hilo de plata sobre el césped / o,
más precisamente, sobre la soledad”
En un
evento cultural el año 2010 coincidimos en Santiago de Chuco con Ángel Gavidia,
a quien recién conocía. Al días siguiente se cruzaron nuestros pasos en la
plaza principal del pueblo; Ángel me invitó a conversar alrededor de un café,
cuando entramos al restaurante noté que los saludos abundaban para él de parte
de los comensales. Hablamos muy poco. Al salir, Ángel le compró a un campesino
vendedor de hierbas que estaba en la vereda un manojo de panisara, me indicó
que era uno de los más efectivos digestivos naturales. Por allí nos dio alcance
el pintor y escritor Luis Albitres junto a la poeta chilena Olga Toro, y
decidimos ir al cementerio de la ciudad, visitamos la tumba de los padres de
César Vallejo; Ángel abrió su mochila, sacó los tesoros que siempre carga y se
dio a la lectura de aquellos versos ya universalizados (“Los pasos lejanos”,
“Mayo”, “Áscuas”...).
2.“Y
regreso con la visión de hacer de mi vida una estación de luz”
Hace
ya varios años recibí la llamada telefónica de Bethoven Medina desde Trujillo,
me comunicaba que venía por unos días a Lima por asuntos laborales. Cuando fui
a la amical cita estaba él y Fransiles Gallardo en el acogedor barcito del
hotel donde se hospedaba; intercambiamos opiniones sobre el rol de la poesía y
sus cultores. A las 9 de la noche, Bethoven levantó la tertulia con un ademán
que trasmitía su nobleza personal.
3.“Delante
del arco iris / está Magdalena / mi pueblo / como madero antiguo / tendido en
el camino”
Por la
primera década del 2000, en varios eventos culturales veía la presencia asidua
de Fransiles Gallardo; me enteré que procedía de Cajamarca, esa fue la
motivación para el inicio de nuestra amistad. Eran los tiempos que nuestro
común amigo Jorge Roncal desplegaba una profusa actividad editorial y cultural,
y Margot Palomino llevaba adelante los “Jueves Arguedianos” en el local de la
homónima Escuela Nacional de Folklor.
Fransiles,
hasta ahora no entiendo por qué, me pidió que presentara, primero, su poemario
Ventisca tu (des) amor (2004), y después su libro de relatos Entre dos fuegos.
Historias de ingenieros (2007). Sobreponiéndome a mi inexperiencia en esos
asuntos acepté la gentil invitación. Los dos actos se realizaron en los amplios
y cómodos salones del Colegio de Ingenieros de Lima.
JH
L. abril del 2020
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