jueves, 4 de junio de 2020

31 DE MAYO



.


Por Walter Vidal Tarazona

.

¿Qué es aquel lejano



ronco


sordo


hondo bramido


que se atora,


helando las tiernas sonrisas


de jalca huaracina?

.


¿Acaso algún monstruo


quiere romper el suelo?


¿Quiere la tierra


sacudirse de tanta


miseria humana?

.


Ahora, ya debajo de sus pelados


piececitos de chancaca,


ahí, dentro del suelo, cerca,


sentía resoplar a la bestia,


que sin embargo no aparecía.

.


Se zarandean


rocas


chozas


ovejas...


¡Todo, Taita Dios, todo!

.


Sus ojitos clavados al camino,


por donde madrugaron


papá y mamá,


sólo vieron levantarse


negras capas de tierra.

.


¡Mama Pacha!


¡no te quiebres!


Pero la tierra,


siguió temblando.

.


Era un 31 de mayo.


Aquel 31 de mayo,


cuando todo se acababa


sin terminar nunca.

.


A fin, de sus gargantitas


se desató un desesperado y viejo


¡Mamiiiita! Maaaá...

.


Se estrelló


en el negro firmamento


ahogándose en las rocas,


donde no estaban ya


ni los cóndores más machos


ni los ahuilus más sabios.

.


Sólo, entonces, y solo,


con su sombrerito bajo el brazo


cayó de rodillas,


sin saber si su puna


había parido una fiera,


o los Andes reñían con el cielo;


sin saber si moría su sueño


o si soñaba su muerte.

.


Sólo, entonces, y sola,


aquella noche más negra


y más callada que nunca,


recibió un puñado de cansancio


que se derramó


con olor a muerte.


Se cerraron los ojitos,


Se hincharon también;


y en un nuevo despertar,


por las calles de Huaraz,


sus caritas de papa rosada


sus piececitos de chancaca


sus limpias sonrisas


se iluminaron;


se iluminaron al encontrar


a papá y a mamá


envueltos en una bandera


de sangre y nieve.

.


Inflaron sus pechitos,


levantaron sus puños,


esos puños de Atusparia.


Gritaron ¡Basta!


¡No tiembles Huascarán!

.


A YUNGAY

.


Por Walter Vidal Tarazona

.


Estás llorando Huascarán


hasta rasgar tu misma entraña.

.


Pero no tiembles otra vez,


Apu Huascarán,


por ahogar el grito de tu garganta


con gruesas lágrimas de cuchillo.

.


Has sepultado una y otra vez,


a tus propios hijos.

.


¿Por qué?


¿No basta tu blanca sonrisa


para arrancarle amor al cielo?


¿No es suficiente tu belleza


en las madrugadas de sol


para encantar a los hombres?

.


O prefieres sepultarlos a tus hijos


en tu propia entraña,


porque no quieres verlos


sufrir de hambre y sed de justicia.

.


¿Por qué lloras, Huascarán,


hasta rasgar tu misma entraña?

.


Ahí está la antigua Ranrajirca


una herida negra


hecho dolor en tu garganta.

.


No tiembles más, Huascarán,


algún día llegará el pan


para tus hijos.


Y no envenenarán más su tierra


¡Pero no llores,


por ningún motivo,


hasta rasgar tu misma entraña!

.

.
Hacer clic en la imagen para visualizar mejor
. 
Fuente:

Mi foto
Maestro en Investigación y Docencia Universitaria, "[...] en lo personal sencillo, generoso, leal, ajeno a poses y figuraciones. En lo literario, un cantor, de profesión economista, que echa sus versos al aire con esa espontaneidad propia de los juglares de antaño." NÉSTOR ESPINOZA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario