AGUAS
ARRIBA , novela de FRANSILES GALLARDO( Nª 2 )
EXPLORAR
EL VÉRTIGO DE LA VIDA Y EL AMOR
Por LUIS ALBITRES MENDO
EL
SENTIDO DEL HUMOR, QUE LO REFRESCA TODO
Entusiasmado
con la lectura de este bello libro, por relucir la frondosa fonética y
lingüística típicamente extendidas en el campo cajamarquino, en este caso, en
Magdalena.
Inspirado
en la forma motosa como manejan el idioma nuestros campesinos, el autor
transcribe un lenguaje casi onomatopéyico pero verosímil. Un dialecto de
apócopes y simpáticas uniones verbales. Lo más importante, se entienden entre
ellos a las mil maravillas y lo usan como quien está inventando un nuevo
idioma, conscientes de su ingenio y originalidad.
Sólida
narración de realismo rural, social y campesino, escrito con agudeza y pleno
conocimiento del lenguaje y sintaxis del habla de su tierra. Presentados con
recursos novedosos, que el género narrativo ofrece, logra transmitir las
vivencias, percances y momentos felices de una familia sólidamente unida. Su
lectura nos invita a arriesgarnos a vivir esta aventura.
Lo
he leído con placer y el autor logra contagiarnos su saudade, esa melancolía
amorosa por tiempos pasados, época de ingenuidad tan sana, tan auténtica, donde
no faltaba la picardía, ni escatimaban deslizar un sabroso humor.
FUNDARON
UNA ESTIRPE, TODA UNA DINASTÍA
Durante
y después de su lectura descubrimos: Contagioso entusiasmo, sorprendente
audacia en los caminos y senderos que pueden tomar las diferentes existencias
humanas, quienes increíblemente se amoldan a las circunstancias entrelazadas
que les tocan, capaces de explorar el vértigo de la vida y el amor.
Bravío
intento de niños y jóvenes, sin domesticar, plenos de rebeldías intensas,
deseos de cambiar, orientados, no obstante, por unos padres que fundaron una
estirpe, toda una dinastía.
UNA
FAMILIA Y UN PUEBLO, EN PLENO AUGE Y SUPERACIÓN
Fransiles
Gallardo, escritor cajamarquino que nos sumerge en un universo muy cercano a
nosotros, a nuestra realidad. Historia de una atmósfera inolvidable,
precisamente por la precariedad y el afán de superarse de una familia y un
pueblo, enfrascados en sacar a sus hijos adelante, logrando con ello su
progreso, aunque en el camino vayan trasvasando desgracias y penurias propias
de este mundo, pero inmersos en ese ambiente y paisaje de MAGDALENA, pueblo que
detenta feraces tierras, regadas por un río que la fecunda.
Instigado
por las extremas vicisitudes o los atribulados fracasos de los protagonistas de
estos fabulosos relatos de cada uno de los capítulos, uno no para de leerlos,
sino hasta el final. Tal es la curiosidad que despiertan o el encanto que
encienden y enardecen con su lectura.
Por
la inteligencia de sus planteamientos narrativos, el lujo de su rico léxico
para llamar las cosas por su nombre, en las pormenorizadas descripciones de
circunstancias, sensaciones y sentires.
Además,
se nos ofrecen, espléndidos diálogos, ya sean acriollados o eruditos, no sin
tocar temas tabú o de
reclamo social.
Una
novela que no podemos pasar por alto, ya que con este original libro, Fransiles
Gallardo ha separado un espacio especial en la actual narrativa peruana
contemporánea.
PREFERIDO
Y PERFECTIBLE: CASTELLANO ANDINO
PALENQUE : ( “rasmillaos mis codos hartazo están y
mis rodillas también” ). Cuánto tiempo ha pasado para volver a oir, en este caso leer, esta
expresión lingüística tan cajamarquina y que pertenece a nuestra infancia y
niñez.
La novela entera es una bitácora, un prontuario de este entrañable idioma,
preferido y perfectible. El pueblo, en su infinito afán de sintetizar, ha
llegado a crear un lenguaje propio, en base a conocimientos ancestrales o
tradicionales.
Encantador sentido del humor. Con un estilo propio de un hijo de Magdalena,
la población donde nació el autor, transcribe una particular picardía,
característica de cajamarquinos desenfadados e indeclinable afán de enfatizar
el típico imaginario lingüístico del cajamarquino rural. Tan igual como lo ya
escrito por autores costumbristas andinos, reiterando y acopocando los fraseos
y lenguajes populares de sus respectivas regiones.
Prueba de ello, tomemos algunos casos que yo conozco: Elvira Quiroz
(Piura), Soledad Maldonado (Arequipa), Sócrates Zuzunaga (Ayacucho), Félix
Huamán Cabrera (Canta, Lima), y otros autores peruanos, que se han propuesto,
de ese modo, retratar a sus pueblos y sus gentes.
En esta novela destacan diálogos originales, de una dicción y tono tan
cajamarquinos, que muy fácilmente podrían compilarse en un dialecto tipo
Spanglish (mitad español, mitad inglés) y que ya lo ha intentado en una obra el
narrador ancashino Javier Cotillo (Huaráz, 1938), con su castquechua (mitad
castellano, mitad quechua). En el caso de Aguas Arriba es pura creación dentro
del mismo castellano.
Esos modos de hablar dicen mucho sobre su concepción de la vida, comunican
las entrañas de que están hechas sus estructuras mentales, emocionales y
lingüísticas.
IMAGINACIÓN
ACICATEADA POR SERIALES FÍLMICAS DE SU TIEMPO
Cómo nos lleva directo a “Platero y Yo” este Palenque, el asno al cual el autor (Fransiles) logró
amansar ( “Buenos patas seremos ¿Ya?, Palenque. Yo te voy cuidar buenazo,
vas a ver. Mi burro vas a ser ya, ¿Me oíste? Tempranito nomá y antes d’irnos a
la Escuela te voy a traer pa’ que tomes
tu agüita; pero te vas a portar bien conmigo, ¿Ya?, mañoso no has de ser, buena
gente nomá serás; no nos morderás, ni nos patearás, ni al descuido no has de
corcovear, decente serás ya, buen paisa has de ser; nada de malas mañas.
Entendido, Palenque? ¡Asì nos gusta!
Tres meses después lo montamos a la carrera, chalaneándolo a pelo, como
jinetes de los buenos”
Relato de cómo a sus siete añitos tuvo la experiencia de amansar su propio
jumento y la tierna relación que empezó a surgir entre ellos, muy al estilo de
“Platero y Yo”.
Con una imaginación, acicateada por las seriales del tiempo en que el autor
era niño, el autor abre las puertas a su fantasía infantil donde bullen los nuevos Quijotes bien montados y exitosos,
listos a desfacer entuertos en el pueblo vecino, pero eran tan chiquillos, que
la Dulcinea aún no nacía. ¿O sí?
INCERTIDUMBRE
DE PALADARES
HORNO: La historia, jocosa en gran parte, de cómo la inquietud de Florcita sugirió
la construcción de un horno. Viene luego todo el avalorio de la elaboración del
pan, su venta y demás anécdotas, a cual más hilarantes.
CAZADOR DE GALLINAS: Las correteadas del “Cholasho Badulaque”,
en pos de “la Chora”, escogida para el almuerzo. Pero en su intento el “cholo marrajo”casi pisa un
pollito.
CALDO : Una vez seleccionada la gallina, el ritual para preparar un suculento
caldo. No obstante, queda la incertidumbre de si es mejor “el caldito de
cabeza de güisha (carnero)”, o tal vez “su cuycito guisadito, de
rechupete”. Durante toda la noche se
ha hecho referencia a las comidas y costumbres alimenticias de estos
lares, con tal sabrosura en detalles y descripciones francas que pintan el
panorama como en un guión cinematográfico . Agregándole también, la honda
emoción que le embarga al autor, justamente, al rememorar asuntos tan teñidos
de afectuosos recuerdos.
ESTUDIOSOS: Catártica revisión del diferente destino de los
hijos. Y la valiente decisión, aún en contra de las habladurías ajenas, de ser
distintos.
Mamá Beca, en ese sentido, se adelantó a su tiempo, enfrentando lo predeterminado
para las hijas mujeres. Con esa fuerza de voluntad, se envalentonó como una
precursora del feminismo, en su medio. Y sus hijas, al estudiar igual que los
varones, se realizaron también desde el punto de vista profesional.
No hay duda, la inteligencia de la
madre y el esfuerzo y apoyo del padre, pusieron los cimientos para la
realización plena y el progreso integral de todos sus hijos: hombres y mujeres.
( continuará )
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