JUAN OBLITAS CARRERO y su poemario "Sueños Albos" (2)
EL COLOR DE LA NOSTALGIA
Por LUIS ALBITRES MENDO
TROPELES: Amarguras y nostalgias, debido al tiempo ido
y la acumulación de los años en un caballo preferido. En su nombre y en su
silueta reverberan los rescoldos de la toma de conciencia: La voz del tiempo: “Mi caballo se ha vuelto histérico/ …/ pero ya no tiene su linaje/ y
mira con nostalgia el garbo/ de su destello.// (…)_ Su relincho me dice algo/ y
hay en sus enjalmes/ unos terciopeles difuntos sin la mortaja de sus glorias”
LA VOZ DEL SILENCIO/ DIBUJADO EN
EL PENTAGRAMA DE OTRAS PRIMAVERAS
¿QUÉ ES EL
SILENCIO?: Saga indagatoria de lo que podría ser el
silencio y su carga de significantes. Para el autor es neblina, abismo,
vendaval, mudez, flama, penumbra; otro idioma, pronunciación sin eco, lectura
sin brillo, desolación y vuelo, sordera y tristeza, muro y estrella, oráculo y
silabario, herida y verbo. Río, orillas, miradas, remoción de piedrecillas,
tortura, concierto de hojas, otoño :
“es un árbol poblado
de ayeres”, “un canto que no has dibujado/ en el pentagrama de otras
primaveras”
Para el poeta,
silencio también es bullicio, acordes, estación… “el busto de la sombra con
su ronquido apagado/ en el féretro de la noche”
DELICIAS NATURALES: Contacto con
el agua, la tierra y el salón de clase
CON LOS PIES
DESCALZOS: Encuentro feliz de los pies desnudos con el
agua a borbotones de una catarata.
“Se sienten los
labios frescos y esponjosos de sus espumas/ y celebras el haber estado vivo,
presenciando la lluvia”
Rechaza la tiranía
de tener que usar zapatos: “el estar exánime, amortajado en un par de
mocasines”.
Elogia, y en esto
coincide con naturistas y médicos, el “haber besado la pachamama con tus pies/
se siente el goce viril del arado al abrir surcos en su pecho/ y bebes desnudo,
a flor de piel del maíz su jugo fermentado”
HOMENAJE A LOS NIÑOS DE PUEBLOS ANDINOS: PORQUE NO HAY FRENTE TAN ALTA, NI VUELO MÁS
HUMANO Y CELESTIAL, QUE ESTAR EN LA PIEL DE TU ÁNGEL
Homenaje intrínseco,
entusiasta y honesto, a todos los niños de nuestros pueblos andinos y selváticos,
que aún asisten descalzos a la escuela.
“¿Qué se siente
el haber besado la escuelita blanca con tus pies?/ Se siente el sudor del
camino, la voz desenvainada y juguetona/ cuando corres honesto y descalzo sin
la urgencia de tus atajos,/ porque no hay frente tan alta, ni vuelo más humano
y celestial/ que estar en la piel de tu ángel, con sus brazos de niño libertado”
A LOS ARRIBISTAS: El fracaso y
el baldón que les espera son obvios y justicieros
LA ESCALERA: El tema le sirve al autor para entablar un diálogo con el lector. De
paso nos imparte sabias reflexiones acerca de ascensiones de diferente índole,
en escalinatas muchas veces endebles, hechas de material feble.
Metáforas de la
vida y de ciertos arribistas, quienes pretenden escalar atropellando, por
encima de todo y de todos. De hecho, sus caídas son inminentes y previsibles. Sus
resultados, catastróficos. El fracaso y el baldón que les espera son obvios y
justicieros:
Al final se queda
con esa entrañable escalera familiar, a la cual no puede olvidar:
“Mas la escalera
mía se inclina como el viejo abuelo;/ donde todavía transitan y bajan los
duendes carcomidos/ llevándose a hurtadillas un magro pedazo de mi presente,/
quitándome de golpe mi manto oclusivo y desdeñado./ para quedarme con una
gruesa bufanda que ronronea,/ y espera conmigo el primer manojo de la mañana.//
La escalera que vi sobre la tarima dulce de mis sueños/ la hicieron felizmente
larga, más allé de la boca del tejado,/ más grande que los espìritus carroñeros
de la noche,/ con eucaliptos maduros que cosquillean y perfuman el cielo”
“Y subrayo que
hay escaleras que no te llevan a la cosecha/ pues hay escaleras de adentro que
van a las tinieblas,/ que no conquistan el fruto que mece la brisa del verano/
ni dan al balcón donde acaricias las sedas de la libertad. Será por ello que
beso cada peldaño de mi escalera,/ y dejo que mis suspiros y recuerdos vayan por ella”
EN EL RAMAJE AMARILLENTO DE LA
TARDE
LAMENTO: Reverdece insigne una poética del paisaje. Los asombrosos destellos del
sol como fuente de vida, los aprestos adolescentes de troncos y ramas, brotes de
árboles, que, maravillados, ofrendan sus rostros a los benéficos rayos y hasta
la clorofila del modesto pasto toma parte del circuito evolutivo de la
existencia, muerte-vida. Cuán poético puede llegar a ser el poniente en la
despedida del sol:
“Qué hacen aún
los sauces en esta pradera/ junto al mirlo solitario y enlutado,/ junto a su
río sediento e irrevocable;/ acomodando sus mechones fúlgidos,/ viejos
adolescentes que hornean sus rostros/ y apoyan sus mejillas en el seno voluble
de la tarde,/ excitando su frondoso cuello veraniego”
LAS PLENITUDES ARCAICAS:
Encadenamientos y prosodias de gran revelación
EL FLAUTERO: Ataviado de escenarios y revuelos, Juan Oblitas entrega su inspiración
a un personaje emblemático de la música cajamarquina. Caja y flauta le conceden
encadenamientos y prosodias de gran revelación.
Intérprete musical
e investigador de la música cutervina, ha logrado que se reconozca a la Cajita
de su tierra, como Patrimonio Cultural de Cutervo (2017).
Identificado con la
música de su ciudad y valle, abarca gozoso las plenitudes arcaicas de un
personaje mítico, quien, totalizador y mágico, camina por vegas y collados
contagiando tristezas y quimeras, pero
también alegrías y optimismos.:
“Ya viene el
flautero”/ Con su alforja de himnos grises y lacrimales/ de aves que perdieron
la altura de su vuelo/ colándose sus lamentos en el ánimo de sus dedos,/
haciendo cuitas y bemoles/ con su quijada de carrizo.// No tiene nombre
conocido y arrastra los tejados en su poncho,/ pelo hirsuto y bohemio/ como los
remolinos de su choza.// “¡Ya viene el flautero!,/ zurciendo corazones y
nostalgias;/ llamando a la nube enojosa y plañidera,/ que se ha escondido en la
ojera prieta de su jalca;/…/ que orando responsos se acurrucan/ en el ramaje
amarillento de la tarde/…/ con el que celebró la boda de los vientos”
AMAR LA PULPA DE TU PIEL
CAPULÍ: Poema construido con un diseño entre surrealista y onírico.
Niños e infantes caminan en senderos campestres y ya transformados en colibríes
roban los frutos que atesoran los árboles de capulí.
Los pájaros que disfrutan de los preciosos frutos del capulí, se asoman, niños y sin alas, las perdieron en alguna trampa: gorriones y huanchacos se abalanzan sobre el preciado botín: las prietas bolitas carmesí: Versos, que manifiestan, además, cierta reluciente y fresca connotación de romanticismo erótico:
“Pero en la
fronda de tu pelo/ acaricio tu sombra de guirnaldas/ y me resisto a ponerme
alas/ porque solo bastan mis resuellos alisios/ para coronar tus pétalos
novios/ con los que vamos cada tarde/ a ponernos dulces en nuestras nupcias/
cuando todo sabe a tejado, esmeralda y café”
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