FRAGOR
DE LOS AFECTOS ( 2 )
EN
LOS PREDIOS DE LA JOCUNDIA
Por
LUIS ALBITRES MENDO
Qué encuentro tan sorpresivo y tan agradable, en
la Dulcería TIESTO del Distrito Baños del Inca, con familiares tan cercanos y
entrañables, a los cuales ya pensaba visitar por quererlos tanto, mi primo ÁLVARO y sus hijas, las bellísimas gemelas:
ELGA ELIZABETH Y DAMMAR ROCÍO, CARLOS ALBERTO BARBOZA LARA, esposo de Elga, y
MAURICIO, hijo menor de Dammar , quien aún está en la Universidad. Los abrazos
no se hicieron esperar.
“Tiesto”, la concurrida dulcería de nombre tan
típico y tan nuestro, ya que un tiesto es una especie de cacerola grande, sin
asas y confeccionada como cerámica, es decir hecha de barro, por nuestros
creativos artesanos. En realidad, este lugar lo había conocido en
circunstancias en que retornábamos con Beto, Rosita, su esposo Adrián y su nieto
Joaquín, del paseo a Yanamarca, trayendo las retinas ahítas de paisajes y
verdor.
Por eso animé a mi sobrino Wilson, a fin de que
conozca y cuando estábamos culminando unos sabrosísimos postres, asentados con
infusiones de yerbas aromáticas, aconteció el carísimo y bienamado encuentro.
LOS
ROSTROS Y LA JOCUNDIA DE TODOS ELLOS
Se agolpa en mi mente, la plural memoria de los años que habían
transcurrido raudos y veloces. Contemplarlos después de tantos años, los
rostros y la jocundia de todos ellos, la
eterna jovialidad de Álvaro, quien entre festivo y bromista, se caracteriza por
un permanente regocijo que lo obtiene de su alma noble y generosa y los valores
que siempre ha impreso en su
personalidad, desde aquellos lejanos años cuando fue un responsable estudiante
en el glorioso Colegio San Ramón, y
luego en su querida institución, la antigua, recordada y añorada
Benemérita Guardia Civil.
Educó y formó, junto a su adorada esposa, a sus hijas e hijos, en los
buenos principios que él recibió por tradición familiar y que en el hogar que
formó junto a mi querida prima ANITA RODRÍGUEZ LLANOS DE ALCALDE, pusieron en
práctica, y que pueden muy bien sentirse orgullosos, al dejar como herencia
espiritual, la mejor de las herencias.
BULLICIOSOS
AL ESTRECHARNOS EN ABRAZOS
Bulliciosos al estrecharnos en abrazos, en el pequeño aunque cálido recinto
de TIESTO, donde desbordaban los impromtus y los afectos surgían libres y
espontáneos. Y se manifestaron precisamente, en generosidades y
magnificencias de altísima calidad
material y espiritual de parte de todos ellos, al concretarse en sendas visitas
a las hermosas casas de mis dos sobrinas en Baños del Inca y finalmente a la
inmensa casa de mi primo en La Huaraclla, una linda urbanización cercana a La
Collpa, donde la prima Carmen nos atendió con un oloroso cafecito, con el
cariño de siempre.
La amena charla que se dio inicio en casa de Álvaro, tenía para largo y hubiese continuado, pero la
hora avanzaba y había que retornar a la ciudad.
Sobrevinieron luego, y hay que resaltarlo, las invitaciones para almorzar
en reputados restaurantes como el SALAS
de Cruz de Piedra o el CASTOPE de La Vía, y otras, las cuales serán
inolvidables, como variadas pautas de las múltiples generosidades de Álvaro y
su familia, por la exquisitez, magnanimidad y la expresión de cariño.
ALBOROZO
A RAUDALES
El constante cariño familiar, basado en la memoria que nos une, alborozo a
raudales, abundantes risas, carcajadas y bromas reiteradas, es decir, hilaridad
al por mayor, evidentes signos de vitalidad y por supuesto , signos de salud,
según los expertos, un gran sentido del humor en cantidades oportunas, un
fortísimo deseo de ser feliz y hacer felices a los suyos, todo eso y mucho más, caracteriza a los miembros de esta bendecida
familia mía, a la cual tengo la fortuna de pertenecer. Por tanta atención,
afecto y amor familiar, va mi solícita y permanente gratitud.
SU
ESPÍRITU SE YERGUE COMO UN ROBLE
Y por fin arribó la fecha tan esperada, previamente programada y confirmada con mis sobrinas ELGA
y DAMMAR: Se trataba de otra dilecta fiesta familiar, visitar y abrazar al
hermano mayor de ÁLVARO: ANTONIO ALCALDE VARGAS, un primo al que amamos y
respetamos muchísimo en la familia.
Justo coincidió, el Miércoles de Ceniza, nos tocó visitar a mi entrañable
primo ANTONIO, quien el 8 de junio de este año cumplirá 95 fructíferos años de
vida y el mismo día también celebrará su onomástico, la guapísima RAQUEL
ALCALDE SÁNCHEZ, su hija, quien al igual que su padre, tíos y primas, tiene
también el don de la generosidad desde siempre, junto a su adorada madrecita,
la prima EMMA, esposa de ANTONIO.
En verdad, con nuestra visita, le obsequiamos una gratísima sorpresa. Su
hermano Álvaro, sus sobrinas y ahijadas: Elga Elizabeth y Dammar Rocío, Carlos
Alberto Barboza Lara, esposo de Elga y el que suscribe. Se convirtió en un
momento sumamente emotivo. A Antonio lo
encontramos recibiendo los rayos del sol y aunque su salud está un poco
resquebrajada, dispone de una personalidad tan vigorosa, que su espíritu se
yergue como un roble o también como uno de esos recios eucaliptos que
sobresalen solitarios pero egregios, en
medio de verdes praderas, de las pocas que van quedando en el otrora ubérrimo
valle cajamarquino, atiborrado de espacios urbanos y asfalto.
La lucidez de Antonio es motivo de gran admiración. Nunca dejó de ser un gran conversador. Apasionado de la
lectura, perspicaz e inteligente, su sagacidad lo llevó a triunfar en la vida,
en diferentes áreas. Primero como un selecto miembro de la Benemérita Guardia
Civil, y luego, como acucioso productor, ya en el campo ganadero o en la
agricultura e incluso fue pionero, tanto en el área de la apicultura, obteniendo
una miel de abejas de óptima calidad, así mismo en el rubro de los restaurantes
campestres, fundando el MÓNACO, (en el camino a los célebres restos
arqueológicos VENTANILLAS de OTUZCO ),
concurrido y famoso restaurante recreativo, al cual, hoy en día, Raquel ha
añadido al fondo de su espacio, un moderno y espacioso hotel, que acoge y es de
preferencia de turistas amantes de la naturaleza y la ecología. Complementando
esta oferta Restaurante- Hotel con una novedosa Agencia de Viajes.
RAQUEL enfatiza y esto es muy cierto, que en suma, ella está concretando y
consolidando , el sueño que algún día su amado padre le sugiriera. Todas estas
innovaciones, Antonio ya las había previsto, planeado y sugerido, desde hacía
mucho tiempo.
LA
ALEGRÍA DE VOLVER A VERNOS VIVOS, SANOS Y VIBRANTES
Después de una etapa caótica de pandemia y confinamiento, daba una
satisfacción oceánica, un gusto especial, reencontrar incólumes a nuestros
seres queridos. La alegría de volver a vernos vivos, sanos y vibrantes, se
constituía en la experiencia principal. Lo más importante en estos instantes.
En
especial a estos dos entrañables primos: ANTONIO, ÁLVARO y por supuesto también
a la prima LAURITA, hermana de ambos, quienes en la etapa de nuestra infancia y
niñez ejercieron tanta influencia por su bondad y generosa cercanía y cuyo
afecto y trascendencia perviven hasta la actualidad.
LAS
ABUELITAS NUESTRAS: VÍNCULO, NEXO Y CLAVE DE NUESTRO PARENTESCO
El nexo, la clave de nuestro parentesco, vínculo de nuestra estrecha
familiaridad, eran las dos hermanas,
REMIGIA Y VIVIANA, abuelitas de los ALCALDE VARGAS , y de los ALBITRES MENDO.
Ellas eran las raíces, los troncos a cuya sombra creció una remarcable empatía
familiar, la cual se fue incrementando paralelamente a nuestra cercanía y
crecimiento en años, edad y madurez.
LA
CONFIDENCIA Y EL CONVITE PARA COMPARTIR
Y eso, la estrecha familiaridad, fue
lo que cosechamos después que nuestros mayores plantaron en nuestras mentes y
corazones. Esas energías tan direccionadas a la solidaridad, la ayuda mutua,
los juegos y las fiestas.
Y por supuesto también, a la simpatía, la confidencia lozana y fresca.
Convicción de ancestros, convite para compartir y meollo de intimidad familiar.
FAMILIARES
POR ANGAS Y MANGAS
En el caso, por ejemplo, el asombroso caso de mis entrañables primos ANITA
Y ÁLVARO, ambos sin ser nada entre sí, pudieron casarse por ello, sus hijas e
hijos son sobrinos nuestros por angas y mangas. Anita, por parte de mi abuelo
materno VÍCTOR MENDO , quien era hermano de MARGARITA AGÜERO, su abuelita.
En cambio, Álvaro, Antonio, Laurita, Manuel y Alfonso, son primos por lo
que ya mencioné anteriormente. Nuestras abuelitas REMIGIA y VIVIANA eran
hermanas.
AROMA
A ROSAS, JAZMINES Y AZAHARES
Cuando rememoro tiempos de infancia, especialmente de las vacaciones cuando
estudiaba Primaria, que era época de cosechas, mi mente vuela a JESÚS. Para las
vacaciones de Secundaria, las cosechas ya no eran en CHUCO de Jesús, sino
CHAQUIL, cerca a la PAMPA DE LA CULEBRA, yendo a POLLOC Y LA ENCAÑADA.
Aún permanece incólume en mis retinas, la enorme casa de mis abuelos
maternos VIVIANA y VÍCTOR, en Jesús, a veinte kilómetros de CAJAMARCA. De un
solo piso, inmensa para nuestros recuerdos, con un largo zaguán de ingreso,
paralelo a la sala principal y con un típico aroma que venía del huerto
circundante.
El abuelo VÍCTOR era sastre por oficio y artista por vocación. Entre sus
inquietudes y gustos estaban el arreglo y decoración del altar principal de la
iglesia del pueblo, el cultivo de flores y árboles frutales.
Yo ya no tuve la dicha de conocerlo personalmente, pero lo recordaba con
gratitud cada vez que cosechaba lo que él había sembrado, al probar el dulzor
de duraznos y manzanas. Las toronjas y limas estaban plantadas en lugares
estratégicos, lo mismo los higos blancos y negros, las chirimoyas, blanquillos,
berenjenas, capulíes y hasta un nogal para las nueces. Para todos los nietos, este huerto era un
paraíso, para nuestros juegos y hartazgo. Por esa ferviente iniciativa de
sembrar, cada vez que probábamos las frutas a nuestro alcance, los nietos
bendecíamos su generoso nombre.
Además, le salía el agricultor que tenía dentro, en esta estancia familiar,
el abuelo había reservado un amplio espacio para la siembra de choclos y
frijoles que se enredaban en las mazorcas, abrazándolas en el esplendor de su
madurez y la quinua de colores y las flores moradas de los papales también
lucían sus colores y nutritivas esencias, claro, según la estación.
MAGNÉTICO
HECHIZO DE LA NOCHE, LA CUAL ES GÉNESIS DE FASCINACIÓN
Al fondo quedaba la espaciosa cocina con un gran horno. Lugar fantástico e
inquietante, que para nuestra infancia y niñez, fue motivo dual. Por una parte,
durante el día, memoria solar, la iluminación plena y abierta, absorbía toda
nuestra confianza y concentración. En ese espacio se producían auténticas
exquisiteces, en el desayuno y almuerzo, salidas de manos de mi abuelita, tías
o mamá.
Llegaba la noche y los aquelarres en nuestra imaginación tomaban
cuerpo. Durante la noche, en plena
oscuridad, a la lumbre de lámparas o mecheros, que contagiaban magia al lugar,
la cocina se convertía en centro de cuentos, leyendas y consejas, de índole
misterioso, donde las historias de almas y aparecidos, exaltaban su lado
seductor; pero a la vez se convertían en motivo de miedos y pesadillas, para
los niños de aquel entonces, no obstante ser génesis de un fascinante estro
creador, por su magnético hechizo.
La noche se nos hizo, desde aquellos lejanos tiempos, asombroso manantial de encantos y
conjeturas, que vislumbraban paraísos inéditos.
EN
LOS RESQUICIOS DE NUESTRAS NEURONAS
Todo lo que ha estimulado volver a
contemplar los rostros sonrientes e iluminados de estos dos amados primos:
ANTONIO Y ÁLVARO y sus respectivas hijas, mis preciosas sobrinas ELGA
ELIZABETH, DAMMAR ROCÍO y RAQUEL.
Remembranzas que estaban guardadas en los resquicios de nuestras neuronas,
antiguas andanzas en la niñez, cuando ir a las cosechas de los choclos ,
frejoles o papas, en plenas vacaciones de Primaria, en las fabulosas chacras de
CHUCO, regadas ya desde aquel entonces, por el flamante canal.
Éstas se ubicaban en la otra parte de la quebrada, cruzando un frágil
puentecillo. Hoy en día existe ya, una buena carretera y un magnífico puente,
en ambos accesos a Chuco.
Imágenes que acuden a mi mente, orillando las chacras, inmensas plantas
de capulíes , engarzadas de los trepadores poroporos con sus atractivas flores
color rosado encendido y abundantes plantas de pajuros o porotos , nombre
hispano para esta especie de frijoles gigantes. Las hermosas flores rojas
colgando de las ramas de los pajuros, esplendían el ámbito contrastando con el
verdor de la floresta y el azul del firmamento.
Los pajuros sancochados son muy ricos en nutrientes. Ojalá los agricultores
locales no dejen que se extingan.
Era durante nuestras vacaciones de diciembre o julio, que
aprovechábamos para deslizarnos al
paradisíaco pueblo de JESÚS, donde los paseos al río y los árboles frutales,
apetecían nuestras ansias.
EL
CAFÉ NUESTRO DE CADA DÍA
Que yo recuerde, quedó para siempre una maravillosa costumbre, como una
feliz tradición: El café intenso y oloroso, el cafecito de esencia, como se le
llama, que abuelitas, madres y tías nos legaron como una institución, una
afortunada bendición para mañanas y tardes.
Se acompañaban con el riquísimo
queso cajamarquino, aceitunas u otros alimentos como chicharrones, rellenos o
salchichas, los cuales en buena cuenta eran embutidos caseros. Esto hace
reflexionar, cuán autosuficientes eran nuestros hogares de antes, pues también
podíamos visitar el espacio dedicado al gallinero, donde gallos, gallinas,
patos y hasta pavos vivían en absoluta y pacífica convivencia. En otro y
especial lugar existía el chiquero, donde también se criaban robustos cerdos
gringos y negritos. Y cuando mataban un chanchito toda la cuadra, además de la
familia entera, se beneficiaban compartiendo los chicharrones.
Volviendo al cafecito , no faltaba el agradable pancito casero, que
horneaban en la propia y oscura cocina, donde existía el requerido horno, donde
también preparaban a cual más, semitas, tortitas de manteca, pancitos de maíz y
otros confites. Los alfajores con miel de caña los preparaban friéndolos en
aceite y en sartén.
La inigualable fragancia del café inundaba cocina y horno y penetraba
triunfante en sala, dormitorios y corredor.
Ese fragante ambiente probablemente influyó, desde temprana edad y, de
algún modo, fue uno de los tantos factores para plasmar, actualmente, mundos
desconocidos y desconcertantes y proseguir esforzándonos en descubrir esencias
de toda índole, descifrar enigmas humanos, factibles y estelares.
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